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ANTONIO BUENO HUDSON | Director general de Santa Bárbara Sistemas

"La sociedad debe saber que sin seguridad no hay libertad, y esto no es gratis"

"Me gustaría que el futuro de la Fábrica de Armas de la Vega fuera brillante, pero es algo que no está en nuestras manos"

"La sociedad debe saber que sin seguridad no hay libertad, y esto no es gratis"

A Antonio Bueno Hudson (Oviedo, 1971) se le cambia la cara cuando pasea por las líneas de producción de la Fábrica de Armas de Trubia, donde los trabajadores se afanan en construir la barcazas para el contrato que Santa Bárbara Sistemas tiene con Gran Bretaña para renovar sus blindados para el transporte de tropas. Sobrino del fallecido filósofo Gustavo Bueno, el director general de Santa Bárbara Sistemas, experto en administración de empresas, luce un impresionante currículo que le ha hecho ser a la vez vicepresidente de vehículos de cadenas de General Dynamics European Land Systems, matriz de Santa Bárbara. Esta semana estuvo en Trubia, donde charló con LA NUEVA ESPAÑA

- ¿Qué balance hace de los casi cuatro años que lleva al frente de Santa Bárbara?

-Nos ha tocado vivir un tiempo complejo y de constante cambio. Han sido años intensos, y a la vez muy enriquecedores. Hemos tenido que reorganizar la compañía para construir una estrategia de futuro, superar una reestructuración tras la crisis económica y reorganizar con criterios de eficiencia y modernos sus líneas de producción. Todo esto en medio de una de las crisis económicas más profundas que ha tenido España y Europa. Mientras, invertíamos en nuevos desarrollos y productos buscando nuevos mercados en el exterior, para dotar a la empresa de un volumen de negocio sostenible que dé trabajo a los más de 600 empleos directos e indirectos que hay actualmente en Trubia y a los cerca de 1.200 en toda la empresa en España.

- ¿Qué peso tiene la fábrica de Trubia en el grupo?

-Trubia es fundamental, imprescindible, para Santa Bárbara. Y lo es por sus empleados altamente cualificados, por su experiencia y conocimiento y por sus capacidades. El valor añadido que aporta la fábrica de Trubia no se puede construir de la noche a la mañana. Su capacidad tecnológica y productiva es crítica para ser líderes con nuestros productos. Estamos hablando no sólo del mercado nacional, sino también del internacional, porque hoy en día es imposible crecer en este sector sin ambos mercados.

- ¿Cuál es el nivel actual de la carga de trabajo de la fábrica?

-Trubia está concentrada en el programa británico de suministro de vehículos blindados de cadenas. Es uno de los programas de defensa más exigentes e importantes del sector de vehículos de tierra. Una vez entregados los vehículos de la fase de prototipos, hemos iniciado la fabricación de la serie. No hay que olvidar que también en Trubia comenzaremos con la producción de la versión de vehículos zapadores del programa "Pizarro", que incluyen grandes avances y mejoras tecnológicas. Como ya venimos anunciando desde hace meses, esto requería la necesidad de trabajadores con perfiles específicos y, por eso, se han ido incorporando empleados con cualificaciones muy concretas. Tras haber incorporado más de ochenta empleados de producción de alta cualificación, así como ingenieros de producción y diseño, seguiremos incorporando personal a medida que consolidemos la producción.

- ¿Además?

-En cualquier caso, no debemos olvidar las lecciones del pasado, deben ser los hitos y requerimientos de cada contrato los que marquen las necesidades y mantener una estructura competitiva y eficiente.

- ¿A qué contratos aspira el grupo en los próximos años?

-El principal reto es diversificar nuestros clientes y contratos, y a la vez seguir mejorando en competitividad, en innovación, tecnología y productividad. Es arriesgado depender de un sólo contrato, por grande e importante que sea. No cabe duda de que nuestras Fuerzas Armadas son nuestro cliente de referencia y queremos que siga siéndolo.

- ¿Qué fue del 8x8? ¿Puede suponer la llegada de Cospedal a Defensa un empuje al contrato?

-El Gobierno anterior aprobó un proyecto tecnológico para el desarrollo de cinco demostradores que incluyesen ciertos paquetes de sistemas y tecnologías innovadoras en un periodo de dos años, con el objeto de reducir los riesgos de cara a un futuro contrato de suministro. La plataforma Piraña 5 8x8, sobre la que Santa Bárbara posee autoridad de diseño, fue seleccionada para integrar esas tecnologías. El programa avanza a buen ritmo y esperamos entregar los demostradores y validar las tecnologías en un futuro cercano. Tenemos grandes expectativas puestas en que el Ministerio de Defensa pueda acometer el contrato de adquisición, uno de los más demandados por el propio Ejército y esperado por la industria desde hace años. Lograrlo cuanto antes es importante para Trubia y toda Santa Bárbara.

- ¿Qué pasó con todas las certificaciones y líneas de producción que había en la fábrica de la Vega y que muchos dicen que se perdieron?

-Trasladamos a Trubia las capacidades y líneas de producción que había en la Vega, pero tener las líneas de producción no significa necesariamente que exista mercado para ellas. Algunos decían, por ejemplo, que no trasladaríamos o no seríamos capaces de poner en funcionamiento en Trubia la línea de tratamientos superficiales. Y allí está. No fue fácil, cierto, pero está funcionando de nuevo. Cumplimos nuestras promesas. Somos una empresa responsable.

- ¿Fue absolutamente imprescindible cerrar la Vega?

-La decisión de trasladar la Vega a Trubia era imprescindible. No existía caso similar en España. Dos fábricas en la misma ciudad a menos de 12 kilómetros, y las dos sobredimensionadas por la reducción tremenda que había experimentado el mercado. Hay que recordar que tuvimos que acometer su traslado como consecuencia de una caída de más del 50 por ciento del presupuesto de defensa y una crisis mundial que afectó a todos. A nadie le gusta reducir su empresa. Si se hace es para asegurar la viabilidad del conjunto. El tiempo nos ha dado la razón.

- Los más críticos aseguran que tras el cierre de la Vega se perdió todo el valor añadido, el I+D+i... para quedarse con lo que despectivamente se llama el "tallerón" de Trubia.

-No estoy de acuerdo. La unión de la Vega y Trubia ha sido positiva. Ha unido lo mejor de las capacidades y conocimientos de ambas. Y hemos ejecutado una importante renovación y modernización de Trubia con importantes inversiones, y una nueva distribución de las líneas de producción más racional y acorde con los sistemas de fabricación actuales. Así aumentamos nuestra capacidad de producción y flexibilidad. Hoy en día Santa Bárbara Sistemas en Asturias es mucho más fuerte y capaz que hace cuatro años. No hay duda.

- Como ovetense, ¿qué destino les daría a los terrenos de la Vega?

-Nosotros no entramos en ello. El dueño es el Ministerio de Defensa y será él quien tenga que decidir el destino de la Vega. Todos en Santa Bárbara, especialmente yo, estamos unidos emocionalmente a la Vega. Nos gustaría que su futuro fuera el mejor y más brillante que se le pueda dar, pero no está en nuestras manos pronunciarnos al respecto.

- ¿Les preocupa lo que pueda pasar con el recurso del ERE ante el Supremo?

-Santa Bárbara hizo una reestructuración necesaria. Si no lo hubiéramos hecho, hoy quizá no estaríamos hablando de proyectos presentes y de futuro. La situación económica había provocado una reducción enorme en los presupuestos de Defensa, una mayor competencia, y teníamos que ajustarnos a la nueva situación consiguiendo una mayor competitividad. Hicimos un gran esfuerzo para que el ajuste fuera socialmente responsable. Intentamos por todos los medios reducir sus efectos negativos porque sabíamos que sus consecuencias las viviríamos tanto los que tendrían desafortunadamente que abandonar la compañía, como los que seguimos trabajando. Estamos tranquilos y confiamos en que el Tribunal Supremo confirmará lo que ya ha dicho la Audiencia Nacional por dos veces: que hicimos las cosas bien y que el ERE se ajustó a la ley.

- ¿Cómo son las relaciones con el tripartito? ¿Mejores o peores que con el PP?

-Son buenas y fluidas. Hemos abierto las puertas de la fábrica a todos sus representantes, y mantenemos una comunicación constante. Les informamos de lo más relevante: empleo, contratos, perspectivas de futuro... Estamos convencidos de que la fábrica de Trubia es parte indispensable de la vida de Oviedo, y no podemos vivir sin un diálogo abierto. Estoy decidido a profundizar en la cooperación y entendimiento mutuo. Nuestra actividad no tendría sentido de otro modo. Necesitamos su apoyo, al igual que entiendo que la ciudad y la región necesitan una industria de tanta tradición, empleo y tecnología con un efecto tractor como es la fábrica de Trubia. Las relaciones con el Gobierno del Principado son también fluidas y buenas. Y con el PP asturiano las relaciones siempre fueron buenas, tanto en la Alcaldía como en la oposición.

- ¿Qué opina de la elección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos?

-Nosotros no entramos en política.

- ¿Para una empresa dedicada al sector de la defensa son mejores gobiernos de izquierdas o de derech as?

-Me temo que la respuesta es parecida. Nuestro único interés es responder a las necesidades de nuestros clientes. En este sentido, lo relevante no es el color político, sino las amenazas y riesgos que afronta nuestra sociedad. La seguridad es la base de nuestra libertad y de nuestro progreso y, por tanto, todo gobernante tiene la responsabilidad de asegurarla. Desafortunadamente, hoy seguimos sufriendo importantes amenazas y riesgos, de naturaleza terrorista y de otro tipo. Los gobiernos necesitan de una industria de defensa que les ayude a combatirlos y mantener la seguridad.

- Hablando de izquierdas y derechas, ¿qué opina de que por un lado la izquierda ondee la bandera de un mundo sin armas y por otro se ponga en pie de guerra para reclamar, por ejemplo, la readmisión de los 55 despedidos?

-El tema de los afectados por el ajuste de Santa Bárbara no creo que sea un asunto de color político. Hemos sido los primeros sensibles a su problemática y hemos tratado de buscar respuestas. En los últimos años con las nuevas perspectivas, hemos propuesto varias opciones para aliviar su situación, siempre desde la responsabilidad. Y tenemos la obligación de rejuvenecer la plantilla.

- ¿La entrada de 13 de los 55 trabajadores despedidos supondrá el fin del conflicto laboral que rodea a Trubia?

-Nuestra esperanza es que sea un paso más hacia la normalización de la compañía. Los tiempos han cambiado, pero todos los que han pasado o trabajamos en Santa Bárbara nos sentimos unidos por la experiencia de haber pertenecido a esta compañía única. La fábrica de Trubia siempre ha sido singular y no hemos perdido el carácter que imprime. Somos los primeros en entender la situación de los que están sin trabajo e intentamos e intentaremos buscar soluciones. Pero también tenemos una responsabilidad con los que trabajan en la compañía.

- ¿Hacia dónde marcha el sector armamentístico?

-El mercado de defensa, que depende de presupuestos públicos, está siempre condicionado por el entorno económico de los países y la voluntad política y social de apostar por esta industria. Los riesgos y amenazas que enfrentamos son muchos y muy exigentes, pero, a la vez, los gobiernos tienen grandes y múltiples necesidades y demandas por parte de sus ciudadanos. Tenemos que trabajar más en convencer a la sociedad de que sin seguridad no hay libertad, y que eso no es gratis. Hay que invertir en ella si queremos vivir seguros.

- ¿Y además?

-Está claro que ninguna empresa de defensa puede ser competitiva en el mercado internacional sin la confianza del cliente nacional. ¿Si tu Ejército no confía en ti, como lo va a hacer uno extranjero? El segundo reto que tenemos es Europa. Las capacidades estratégicas de la industria de defensa son fundamentales, pero ningún país europeo puede dar respuesta en solitario a todas las necesitadas de sus ejércitos. La cooperación multinacional es inevitable, imprescindible, y las empresas europeas tenemos que trabajar en esta línea. Ya nos lo ha marcado la Comisión Europea. Por otra parte, también tenemos que ser más flexibles y adaptables a la hora de responder a nuestros clientes con productos que incorporan tecnología punta con precios cada vez más competitivas. El nivel tecnológico de los productos ha aumentado exponencialmente y ello requiere unos empleados cada vez más cualificados.

- ¿Cómo es su relación con Oviedo?

-Hace quince años que vivo fuera, pero he seguido siempre vinculado a la ciudad. Vengo siempre que puedo, sobre todo a la fábrica y a ver a la familia. Y me quedan buenos amigos.

- Es sobrino de Gustavo Bueno. ¿Tiene algo de la vena filosófica de la familia?

-Si quiere le hablo del cierre categorial (risas). Tengo grandes recuerdos de infancia y de juventud al lado de mi padre y de mi tío en Asturias. Veraneamos en Niembro mucho tiempo. Aquellas experiencias me han ayudado mucho a entender la vida.

- ¿Cómo se ve la situación de Asturias desde fuera?

-Se ve como un gran lugar para vivir, pero con la preocupación de lo que está pasando con la gente joven y la falta de empleo. Necesitamos seguir apostando por los valores industriales.

- ¿Se ha perdido mucho tejido industrial?

-No sé si se ha perdido, pero por delante hay un gran reto para mantenerlo. En Asturias hay grandes industrias y cuenta con gente con un talento tremendo en todas las ramas, a los que hay que tratar de mantener en la región.

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