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Así es mi cole | IES Río Trubia

Un instituto vinculado a la Fábrica de Armas

El centro ocupa el edificio de la antigua Escuela de Aprendices | Los 237 alumnos proceden de los municipios de Oviedo, Quirós, Teverga, Santo Adriano y Las Regueras

El Río Trubia es un instituto de educación secundaria con mucha historia. Y es que el edificio que lo acoge se remonta nada menos que a 1844, año en el que inició su andadura la Escuela de Aprendices de la Fábrica de Armas en esta singular edificación.

Actualmente, en las aulas del centro se forman 178 alumnos de secundaria y bachillerato, a los que hay que sumar 59 del ciclo formativo de Integración Social. Los estudiantes provienen de cinco municipios: Oviedo, Quirós, Teverga, Santo Adriano y Las Regueras. Pese a ser muy amplio, este espacio geográfico genera poco alumnado a causa del endémico despoblamiento de la zona rural. La plantilla de profesores está formada por 40 docentes.

A pesar de su pequeño tamaño, el instituto ofrece un programa bilingüe, destaca su director, José Antonio Otero, quien lleva tomando el pulso al centro desde hace 23 años. Pese a que ya ha quedado lejos la época en la que llegó a tener en sus aulas casi 400 alumnos, su actividad continúa siendo intensa, como lo era en la época inmediatamente posterior a su inauguración como instituto, en 1990, cuando el edificio fue cedido por el Ministerio de Defensa al de Educación.

La vinculación con la Fábrica de Armas y la problemática de sus trabajadores es una de las señas de identidad del centro, que además puede decirse que es histórica. "A los alumnos no sólo los formamos, sino que también queremos inculcarles una implicación social. Además, no olvidamos que muchos de sus padres trabajan en la Fábrica de Armas. Por eso en alguna fiesta de Carnaval hicimos actuaciones, sin meternos en cuestiones sindicales, pero sí en lo que les afectaba socialmente, y además no dejamos de compartir un espacio en común. Todo lo que sucede en la Fábrica de Armas termina por afectarnos de alguna manera por la vinculación familiar de los alumnos, igual que a todo el pueblo.

Otro ejemplo: los actos de graduación del instituto no los hacen en el propio edificio, sino en el teatro de la fábrica, para abrirse a la sociedad trubieca. Para cerrar el círculo, el IES edita un periódico trimestral con la cabecera de "La Fábrica de Noticias".

En el capítulo de carencias del centro, puede decirse que están en consonancia con la antigüedad del edificio. "El mantenimiento es un problema, igual que la habitabilidad, porque hace mucho frío y hay mucha humedad", señala su director. Como obras urgentes, considera necesario cambiar todos los ventanales y sanear las paredes con humedades.

De otro lado está el mantenimiento de la zona exterior, ya que la cesión del edificio incluyó unos jardines con sus 200 árboles, y se hace necesario limpiarlo periódicamente. La otra cara de la moneda es que los alumnos se implican en su cuidado, además de tener un medidor de lluvias. De hecho, una de las asignaturas optativas del centro es el mantenimiento de la zona ajardinada, que además tiene mucho éxito.

La accesibilidad al edificio requiere mejoras. Aunque una rampa facilita la llegada a la planta baja a los alumnos con movilidad reducida, su grado de inclinación supera con mucho el adecuado, y además los estudiantes impedidos no tienen ningún medio para poder subir a las aulas instaladas en la primera planta. La única entrada al recinto es compartida por peatones y automóviles. No obstante, hasta la fecha no ha ocurrido nada. No así en el exterior, donde dos alumnas fueron atropelladas recientemente por un autobús escolar, aunque fue debido a una falta de prudencia por parte de ambas. Desde el instituto sostienen que deberían cambiarse las paradas.

Por otra parte, el edificio está abierto por las tardes a las asociaciones y colectivos que quieran utilizarlo. Es otra manera de entrelazar al centro con la vida de los trubiecos.

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