"Apagado o fuera de cobertura". O comunicando. Es lo que ocurría días atrás, y hasta ayer, cuando alguien intentaba ponerse en contacto por teléfono con los vecinos de la localidad ovetense de San Andrés, en la parroquia de Trubia. La normalidad se recuperó cuando unos técnicos se acercaron a la zona para arreglar los problemas en la línea. Según el vecindario, hacía un mes que sufrían fallos con las telecomunicaciones de forma intermitente. Día sí, día no. La línea iba y venía. La cosa empeoró desde el domingo, cuando el servicio telefónico en San Andrés quedó completamente anulado.

"No podíamos hablar por teléfono con nadie", explica Dori Vázquez, secretaria de la asociación de amas de casa de la localidad. "Todavía no nos fiamos. Otras veces han venido a arreglarlo y al cabo de unas horas volvimos a estar sin teléfono", añade.

Una centralita de Telefónica obsoleta y sin fibra óptica abastece a todos los hogares de San Andrés. "Creemos que es un problema de conservación" se lamenta Dori Vázquez. La maleza de los árboles cae sobre el cableado y algunas farolas han dejado de alumbrar. Probablemente sea eso lo que afecta también a la conexión del teléfono. De hecho, en San Andrés los móviles nunca han gozado de buena cobertura y apenas funciona el servicio de mensajería instantánea. "Yo estoy recibiendo quimioterapia y cuando no hay línea tengo que desplazarme hasta Trubia para ver si me han llamado del hospital", señala Vázquez.

Esta semana, el hostal y el restaurante que regenta Juan Álvarez han perdido un montón de reservas. "El sábado pasado eran las fiestas de Trubia y los clientes me reprochaban que no les cogiera el teléfono" se desespera este hombre. "Es una vergüenza. Y encima cada vez que llamas al número de averías se pone una máquina, comunica o te remiten a un comercial", añade. En la misma situación se encuentra Maite Pérez, dueña de la residencia para ancianos de la localidad. "Si surge cualquier imprevisto tenemos que ir a Trubia a avisar a la ambulancia", apunta. Además, el servicio de teleasistencia que precisa la gente mayor tampoco funciona.

"El pueblo se encuentra completamente olvidado", sentencia Dori Vázquez con amargura.