El inicio del proyecto de limpieza y restauración de la muralla medieval de la ciudad está pendiente de la obtención de un permiso del Arzobispado, propietario de buena parte de los terrenos afectados por la primera fase de la actuación, centrada en el tramo que recorre la Casa Sacerdotal. La concejala de Infraestructuras, la socialista Ana Rivas, reconoció ayer que aún no ha contacto con las autoridades eclesiásticas, ya que el proyecto definitivo ha entrado esta misma semana en el Ayuntamiento, pero confía en llegar a un rápido acuerdo, por mucho que las relaciones entre ambas instituciones no atraviesen durante este mandato por su mejor momento.

En todo caso, y además de con el Arzobispado, el Ayuntamiento deberá cerrar acuerdos con el resto de propietarios de los terrenos de la parte interior de la muralla.

Tal y como adelantó ayer LA NUEVA ESPAÑA, Rivas confirmó ayer que la rehabilitación se realizará en cinco fases. La primera de ellas arrancará el año que viene, con un plazo de ejecución de tres meses y 400.000 euros de presupuesto. La previsión es que haya intervenciones comunes para toda la estructura y otras específicas para puntos concretos. Los operarios comenzarán por la retirada de la vegetación, algo que se llevará a cabo mediante podas y la aplicación de productos herbicidas. Posteriormente, se procederá a la consolidación de la piedra, con reposiciones y retiradas de aquellas piezas ajenas a la construcción original, y a una protección hidrofugante del muro, destinada a repeler la humedad y a prevenir la reaparición de la vegetación.

El coste total de la actuación en la muralla está fijado en un millón de euros, si bien Ana Rivas confía en que esa cantidad se pueda reducir.

Peatonalización

La intervención en el primer lienzo de la muralla, que empieza en la calle Postigo y discurre paralelo a la calle San José, es la más compleja y resultará decisiva para el futuro de la intervención. Por cierto, entre las actuaciones que comprende no figura la peatonalización de la calle Paraíso, aunque su autor, el arquitecto ovetense José Ramón Fernández Molina, menciona esta medida como recomendable.

El plan de limpieza de la muralla de Oviedo ya tiene el visto bueno del Consejo de Patrimonio y de la Consejería de Cultura. El interés histórico de la construcción que delimitaba el perímetro de la ciudad en la Edad Media requiere de un seguimiento arqueológico y de una detallada documentación.