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Así es mi cole

La Ería, un lienzo para el arte de sus alumnos

Los estudiantes llenan de color las paredes del instituto "Con un pincel en la mano los niños tienen un plus que no hay en el aula", dice el profesor de Dibujo

Armando Alonso, con uno de los trabajos de sus alumnos. LUISMA MURIAS / LNE

Los alumnos del instituto La Ería miraron por primera vez a las paredes del centro con ojos de artista en el curso 2009-2010. Comenzaron por la parte exterior por la biblioteca y desde entonces han desplegado su talento por las instalaciones con una veintena de murales que llenan de color los pasillos. Desde los primeros bocetos hasta las pinceladas finales, los niños han seguido la guía de Armando Alonso, profesor de Dibujo, que ha impuesto siempre dos requisitos fundamentales. "Todo lo que empezamos lo terminamos y lo que nos salga mal lo corregimos cuantas veces sea necesario", exige el docente a sus aprendices de pintores, que disfrutan con el encargo de convertir el instituto en una obra de arte. "Con un pincel en la mano los niños tienen un plus que no se les puede dar en el aula", explica Armando Alonso, que es el más veterano del claustro y lleva 26 años en La Ería. "Siempre les digo a mis alumnos que soy más viejo que las paredes", destaca el profesor con una sonrisa. El tono de broma, no obstante, no resta autenticidad a sus palabras, ya que el nuevo edificio se inauguró en 1995 y el profesor ya dio clase en las antiguas instalaciones, que sirven ahora de sede para la Escuela de Idiomas.

Recuerda que los primeros trazos los hicieron cinco grupos de alumnos de tercero de la ESO sobre la pared exterior de la biblioteca, para marcar su ubicación. Una de las principales complicaciones que afrontaron los chicos fue el gotelé que, dice el profesor, "para dibujar es horrible". Preparar las paredes, sin embargo, suponía una inversión económica importante y los chicos asumieron el reto de adaptar su arte a las dificultades impuestas por la superficie. Y triunfaron. Varios departamentos solicitaron un mural para distinguirse y la pintura se fue extendiendo por las instalaciones gracias al esfuerzo y la habilidad de los participantes en el proyecto artístico. "En algunos momentos llegamos a tener hasta cuarenta botes de pintura abiertos", explica Armando Alonso, que indica que mientras una parte de los alumnos trabaja sobre la pared él sigue con el resto en el aula. De este modo, distintos grupos se van turnando con el pincel y avanzan en los trabajos mientras sus compañeros siguen las lecciones. Con ese método se pintaron todas las obras, entre ellas el exterior del departamento de Educación Física, donde se dibujaron los aros olímpicos y al corredor Usain Bolt en plena carrera. "Los chicos que desarrollaron este proyecto eran artistas por los cuatro costados", resalta el profesor de Dibujo mientras señala las dificultades que afrontaron los chicos para trabajar en dos planos, debido al ángulo formado por dos tabiques distintos.

"Tardamos unos dos meses y antes de venir a la pared hicimos tantos bocetos que podríamos haber hecho una exposición con ellos", dice Armando Alonso, antes de continuar caminando por los pasillos para pararse de nuevo ante un mural cubierto con mensajes en francés. En la pieza, se imitó el estilo del artista callejero Okuda San Miguel para crear una torre Eiffel multicolor y se colocó una bandera de Francia a petición de los propios alumnos, que también participan en la fase de diseño. Con un clavo y una cuerda, que utilizaron a modo de compás, trazaron las distintas circunferencias y una vez terminaron de dibujar, dieron color a todo el mural. Un aspecto alegre que se repite en el entorno del aula de plástica, plagada de representaciones de distintas obras de Joan Miró, Pablo Picasso, Paul Klee o Henri Matisse. Y en uno de los cruces, frente a un tramo de escaleras, se llevó al tabique una de las obras de Roy Lichtenstein, icono del arte pop. Para dibujar los rostros que forman la obra original, los chicos trazaron una línea de referencia para los ojos y otra para la línea de la nariz. Y a su alrededor fueron llenando el espacio.

Y el interior de las aulas también luce las pinturas. En la de dibujo, por ejemplo, se ha decorado el fondo de la clase con una composición libre en la que el profesor solo exigió "que hubiese un dodecaedro y la figura egipcia del ojo de Horus". Este último símbolo es un homenaje a un profesor de matemáticas fallecido, seguidor de los trabajados artísticos de los alumnos y que había pedido que las pinturas llegasen a su departamento.

En La Ería, de hecho, es habitual que los docentes soliciten trabajos sobre las paredes que les albergan y este año se atenderá la demanda de la profesora que se encarga de los servicios a la comunidad. "Vamos a realizar un mapa del mundo en el que colocaremos la treintena de nacionalidades presentes en las aulas del instituto", explica Armando Alonso, emocionado ante la perspectiva de iniciar un nuevo trabajo con los chicos de 4º de ESO. Para mantener actualizado el mural, se colocarán unos adhesivos para ir cambiando el número de estudiantes de República Dominicana o Rumanía. Porque además de favorecer las capacidades artísticas de los alumnos, en La Ería se fomentan también el ingenio y la convivencia.

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