"A primeras horas de la mañana del domingo la avenida de Julián Clavería estaba ya llena de coches y de autocares que acudían a la romería del Cristo de las Cadenas. Gentes de toda la provincia iban llegando en caravana como en los domingos de playa. Aquel viejo cliché de los peregrinos subiendo hacia la ermita, a pie, con sus túnicas, sus bolsas con la comida y sus ex votos ha pasado a la historia".