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Visiones De Ciudad

Un animal urbano con memoria rural

Al llegar a Oviedo había vivido en el pueblo y en tres tamaños de ciudad

Oviedo visto desde Tudela Veguín, con el HUCA en el centro y, a la derecha, el inicio del área central de Asturias. Miki López

Leo las visiones de ciudad de quienes me precedieron y veo que, por fuerza, el enfoque será distinto, no podrá ser de evocaciones. Los tiempos "de infancia y adolescencia", no son, en mi caso, ovetenses.

Esto tiene la ventaja de proporcionarme puntos de vista en perspectiva y obligarme a pensar en futuro mas que en pasado.

Cito a Julio Llamazares: "En realidad, yo he vivido siempre en ciudades, pero de hecho soy, como la mayoría de los españoles, un animal urbano con una memoria rural. Soy, por tanto, una persona escindida en cierto modo entre el presente y el pasado. Justamente lo que yo cuento en mis libros es esa escisión."

Panes es la infancia: 700 habitantes, una calle casi urbana, y paisaje rural. Todo sigue el ritmo de las estaciones; las cosechas, los juegos: es el tiempu de las canicas, de la tángana, de indios y ladrones, la escuela del pueblo, de arquitectura indiana, fútbol y bolos; dibujo, cuentos y libros, ayuda infantil en las tareas del campo.

Llanes es la juventud, en 1962 se inaugura el Instituto, traslado familiar; la madre tiene claro que los hijos estudiarán. El Instituto que convoca jóvenes de todo el Oriente, desde Cabrales a Ribadesella, amigos de por vida. Profesores excepcionales, Pedro Oñate, Olga Rey, don Andrés, David Ruiz, Teófilo R. Neira.

Otra escala. Municipio de 15.000 habitantes, un tercio en la villa. Veranos mucho más poblados, turistas que traen otras costumbres, que devienen en amigos de pandilla , "si te dicen que caí"? Nos hacemos llaniscos de corazón con doble nacionalidad. Desde Llanes, Oviedo es la ciudad a la que la fantástica Olga Rey trae a sus alumnos de francés a ver películas en versión original en el Palladium; es la Universidad de figuras míticas: Alarcos, Bueno, Galmés, Quirós? de las que nos dan noticia Pablo Ardisana, Ofelia Buj, Canco Villaverde, Concha Quintana...

Decía Francisco Ayala que somos de donde hicimos el bachillerato, o me siento de los dos, Llanes y Peñamellera.

La arquitectura: Barcelona, Valladolid y Madrid.

Los disturbios de 1969 implicaron el cierre y traslado por razón de beca de la Universidad de Barcelona a la Politécnica de Madrid. Qué decir de Barcelona y Madrid en la primera mitad de los setenta: amor a primera vista en ambos casos, cosmopolitas las Ramblas y la Gran Vía, cada una a su manera.

Así que cuando llego a Vetusta hace más de cuatro décadas, he vivido en cuatro escalas: rural, villa, y tres tamaños de ciudad y en fases muy distintas de la historia de este país. En España se estaba estrenando la democracia. ¡Qué generación la nuestra! También vivimos el cambio político y la enorme expectativa que trajo consigo la democracia. Recuerdo ver las dotaciones públicas finlandesas en 1981 y la envidia que sentía al preguntarme cuando tendríamos algo así; pues bien, en 1992 ya lo habíamos conseguido. A este país no lo conocía "ni la madre que le parió", en palabras de Alfonso Guerra.

La sociedad española encontraba la salida del túnel de la dictadura, hacia espacios de cultura y libertad vividos hasta entonces clandestinamente. Oviedo tenía una buena tradición literaria y cultural, especialmente operística y de música clásica, disfrutada por un reducido grupo de personas. Estudiantes, periodistas, personas con inquietudes políticas y culturales se reunían en tertulias.

El final de la dictadura vio nacer iniciativas como la Alianza Francesa, el Club Cultural, el Premio literario "Tigre Juan", y la Junta Democrática, integrada por gentes con el deseo común del cambio, gentes se decantaron hacía la política, la cultura, la modernización del país. Literatura, cine y teatro se leían en clave política. Los cines de Arte y Ensayo, el grupo de Teatro del Ateneo de Oviedo, donde en los años sesenta se organizaban recitales de poesía para oír a Gabriel Celaya, Ángel González, José Agustín Goytisolo o Claudio Rodríguez.

En 1979 nace en Madrid el Club Siglo XXI, en 1980, Tribuna Ciudadana, en 1981, la Fundación Príncipe de Asturias.

Con su permiso, me detengo un momento en Tribuna Ciudadana. Nace como colectivo cultural abierto, como respuesta a la demanda de participación civil y de pluralidad, en un momento irrepetible. Se atrajo a la ciudad de Oviedo a los personajes más destacados de la cultura y la política española, aún se estaba a tiempo de escuchar a los protagonistas de esa parte de nuestra historia. Escritores, políticos, filósofos, artistas o científicos nos visitan desde entonces.

Actividades abiertas, apertura política, coloquios multitudinarios en el Hotel Principado en respuesta al intercambio de ideas que demandaba la situación histórica y resultaba muy atractivo para los ciudadanos.

Tribuna Ciudadana sigue cumpliendo su papel de dar voz a la Sociedad Civil. Cierto es que los intentos de limitar la libertad de expresión son hoy más sutiles, pero existen.

Con este sumario no es aventurado opinar que la actividad cultural y ciudadana de Oviedo es mucho mayor que en otras ciudades del mismo tamaño, equiparable a la de otras de mayor dimensión.

Por fin llegamos a la cuestión del tamaño. Estoy convencido de que para ser viable una ciudad ha de tener una escala determinada.

¿Y el Oviedo del futuro? Oviedo es la capital de la región y, como tal, la más poblada en horas de trabajo, la cabeza de Asturias. No estoy aludiendo a ningún privilegio, sino a una responsabilidad:

Fue Patrick Geddes quien por vez primera detectó las oportunidades implícitas en la inserción de la ciudad en su región: "Para planificar, antes que nada, comprender" es la raíz de su planteamiento, el mundo rural y el urbano son complementarios y se sustentan mutuamente.

En el centro de Asturias conviven tres ciudades de tamaño medio y varios núcleos menores. Las distancias entre ellos son muy reducidas, lo que conlleva que esta área central esté deviniendo en un área metropolitana única, policéntrica y con baja densidad de población. Se dan las condiciones para aprovechar los efectos positivos de ser una gran ciudad.

Es evidente que Asturias no está aprovechando uno de sus principales activos: una alta urbanización que garantice efectos positivos sobre la productividad y competitividad y atraiga inversiones empresariales de los sectores más sensibles a estos efectos positivos, los más intensivos en conocimientos y tecnología.

Es urgente hacer planificación urbana destinada a orientar el desarrollo urbanístico y la coordinación del área central.

Esta no es una oportunidad cualquiera, es el ser o no ser de la región, la oportunidad soñada por cualquier político que ambicione dejar un gran logro. Las consecuencias de no aprovecharla no serían neutras, si no negativas

Al lado del Gobierno Autonómico y junto con él, a Oviedo como capital del Principado le corresponde ejercer el liderazgo en el recorrido que nos llevará a la metrópolis del área central de Asturias.

Ya se ve a dónde llego. Después de nacer al pie de la fuente y la bolera del pueblo, proponiendo urbanismo y economías de escala.

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