Julio Samalea sabe qué significa la expresión "volver a nacer". Lo vivió en sus propias carnes el 10 de agosto del año pasado cuando un accidente de moto en la autopista A-66, cerca de los túneles de La Bolgachina, lo dejó "más pa allá que pacá", según cuenta. Quedó postrado en una silla de ruedas y sus médicos le dijeron que no volvería a caminar sin muletas. Un año y tres meses después, Samalea anda sin ayuda, se entrena y ya piensa en volver a correr maratones o esquiar. "Si quieres, puedes", es su lema.
Samalea acudía como cada día al trabajo en su moto cuando, por causas que él mismo desconoce, perdió el control y quedó postrado en el asfalto. No recuerda nada. Su vida se fundió a negro: "Si me llego a morir no me hubiese enterado". Sin embargo, no fue así. Un hombre cruzó su coche en la carretera ante su cuerpo tendido en la calzada y evitó que lo atropellasen. En ese momento comenzó su segunda vida. Todo lo que vino después fue complicado: "al principio no te enteras de nada por la medicación pero después fue muy duro".
Los recuerdos en el hospital, "aislado en la habitación y con pañales", aún reflejan tristeza en los ojos de este ovetense de 41 años. El accidente le provocó fracturas en el fémur, la tibia, el peroné, las costillas, el esternón y la mandíbula pero dejó intacta su actitud y sus ganas de superarse. Tras diecinueve días en coma, siete meses hospitalizado y ocho operaciones, Julio Samalea piensa en su futuro con ilusión y esperanza.
Las secuelas de las cirugías parecen desaparecer cuando habla de futuro: "quiero volver a correr una media maratón como hacía antes, volver a hacer el Camino de Santiago en bici y esquiar; en definitiva, retomar mi vida". Aún no pone fecha para volver a competir pero los entrenadores del gimnasio donde lleva a cabo su rehabilitación tienen claro que lo conseguirá. "Llegó aquí en muletas, casi no podía andar y hoy ya entrena por su cuenta como uno más", cuenta su entrenador, Carlos Menéndez. "Julio es un ejemplo de superación", sentencia Marcos Muñiz, otro de sus preparadores físicos.
Para Samalea, la clave está en el trabajo diario, la constancia y la actitud positiva frente a los problemas. Aún le queda una operación para recuperar la pared abdominal que perdió en el accidente pero "el momento de lamentarse ya pasó", asegura mientras pedalea en una bicicleta estática.
