En el espectáculo que Sara Baras presentó ayer en el Campoamor no hubo más sombras que las del título y las que se proyectaron en el escenario. Baras es una de las grandes del flamenco y el público ovetense se puso a su altura. Hubo aplausos, olés y bravos entre cada número, una entrega absoluta y todo el teatro en pie por dos veces, antes de despedir a la gaditana con gritos de "Asturias te quiere". Ella respondió con un "Viva Oviedo" y agradeciendo "el honor de estar en esta tierra" y haber podido dejar "un trocito de corazón en este teatro".

De la expectación que la Baras había levantado en Oviedo no cabía ninguna duda. Ayer apenas quedaban localidades libres para el estreno y tampoco para la función de hoy. La bailaora y su ballet triunfaron, y de largo. Lo hicieron con el espectáculo con el que celebran los veinte años de la compañía y que es una fiesta del arte y la vida. También es un homenaje a la farruca, un baile de hombres que Sara Baras ha adoptado como signo de identidad y con el que ha cosechado infinidad de éxitos a lo largo de su carrera.

Ayer, en el Campoamor, entre sombras, la artista flamenca desplegó vitalidad y elegancia y, aunque alejada del público por el escenario, durante las casi dos horas que duró el espectáculo coqueteó con él, con miradas y gestos cómplices, incluso brindándole un beso.

La Baras apareció en escena de pantalón y chaleco, y un pañuelo rojo al cuello. A medida que avanzaba la representación se iluminaba el escenario y el vestuario, con coloridos vestidos y batas de cola y mantones y trajes cubiertos de flecos. Su compañero en el baile y en la vida, su marido José Serrano, se marcó varios números y compitió en aplausos con la bailaora.

Al cante estuvieron Rubio de Pruna e Israel Fernández; en la percusión, Antonio López y Manuel Muñoz "Pájaro"; de la guitarra se ocuparon Keko Baldomero y Andrés Fernández. Ara Malikian ha compuesto la música de uno de los números y Federico García Lorca le pone la letra a otro. La voz de la propia Sara Baras se dejo oír en varias ocasiones durante el espectáculo, recitando versos en los que habla de "dejarse el alma en cada golpe de tacón", como hizo ayer en el Campoamor.