"Oviedo no es gris plomizo, es verde y llena de colorido, y el Campo San Francisco, la referencia que todos los ovetenses llevamos". Lo dijo ayer en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA el médico y escritor Manuel Herrero Montoto, colaborador de LA NUEVA ESPAÑA y conferenciante en la sesión que cerró el ciclo organizado por la Sociedad Protectora de la Balesquida.

"Balesquida, sueño, realidad y tentación" fue el título de la charla en la que Manuel Herrero Montoto, nacido en Oviedo y devoto de la ciudad, como él mismo se confiesa, relató un sueño imaginario en el que regresó a la niñez y al Campo repleto de personajes y símbolos que se encuentran para siempre en la retina de los ovetenses. "Todos los que hemos nacido en Oviedo y no nos hemos alejado mucho de la ciudad hemos participado del mismo sueño. Hay un espacio que es el Campo San Francisco, la gran joya de esta ciudad y esperamos que dure hasta la eternidad".

Y por esa joya Herrero Montoto fue deambulando desde el papel para reencontrarse con la monarquía pirulera del parque formada por Palitroque II, su hijo Palitroque I y Pirulino, nieto del fundador de la dinastía, mexicano que llegó desde Cuba, "donde hizo un máster en pirulís para después afincarse en Oviedo".

"En mi sueño me pegué un golpe y me encontré en el suelo rodeado de pirulís; pero levanté la vista y salí corriendo hasta llegar a La Chucha, que para mí era el no va más; el palacio de las golosinas; la Meca de todos los chavales que jugábamos en el parque".

Herrero Montoto contó cómo la famosa vendedora de dulces siempre le ponía cinco cascadientes, en vez de los tres pertinentes. "Me tenía mucho cariño y me encantaban aquellas galletinas pequeñas con sabor a anís que luego mojábamos en la fuente de la Rana". El guarda del Campo, el que ponía orden entre la chiquillería, tampoco podía faltar en un sueño en el que también tuvo un papel protagonista Vicente el barquillero. "Tenía gota y cuando le daba el ataque se ponía de muy mala uva, si encima perdía el Oviedo la cosa era mucho peor y había que tener cuidado".

Y al lado del paisanaje del parque también se encontraba la fauna, como los osos "Petra" y "Perico" como reyes de aquella especie de zoo anárquico en el que también vivía la mona "Coca". "Era preciosa y estaba un poco abandonada. La alimentábamos con cosas que le tirábamos y hasta la hacíamos de rabiar", indicó Herrero. La Torera con su cámara hizo una foto a aquel niño que en su sueño se tomaba un refresco en La Granja. "Cuando los niños se iban a casa se iluminaba y se transformaba en una estupenda sala de fiestas". El despertar llegó con una llamada de su madre, que Herrero Montoto enlazó con el momento actual y los paseos diarios, en los que no falta una parada para visitar a la Virgen de la Esperanza, "la Balesquida" ovetense, guardada en su capilla de la plaza de la Catedral, que ya se prepara para el Martes de Campo, el 22 de mayo, como señaló el presentador, Javier González Santos.