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La guitarra de Sainz cautiva al Auditorio

El público aclamó al músico riojano tras su interpretación en una velada marcada por el exotismo y el colorido sonoro

En el centro, el guitarrista Pablo Sainz Villegas y el director Jaime Martín, junto a la OSPA, ayer. LUCIA TORRADO

El concierto de abono que la OSPA (Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias) ofreció ayer en el Auditorio terminaba con una gran ovación tras la intervención del guitarrista Pablo Sainz y "Sherezade" de Rimsky-Korsakov.

El programa de este concierto de abono, que llevaba el nombre de "Música y literatura III", destacó por su exotismo y colorido. Dos recursos que estuvieron muy presentes en la primera obra del programa, las "Danzas de Galanta" de Kodály, una música que se sale del canon y que el público agradeció.

En ella destacó la intervención solista del primer clarinete Andreas Weisgerber, así como la sección de cuerda, muy compacta y expresiva en todo momento.

El maestro Jaime Martín, muy entregado, se mostró preciso a la hora de indicar las entradas de los instrumentistas y con una forma de dirigir que destacó por su gesto amplio. También prestó especial atención a las inflexiones y cambios de tiempo que esta obra lleva implícitos.

La interpretación que el guitarrista riojano Pablo Saínz hizo de la "Fantasía para un gentilhombre" de Joaquín Rodrigo fue uno de los momentos más destacados de ayer. A Sainz hay que reconocerle la capacidad para generar nuevas sonoridades y la incorporación de efectos sonoros percusivos que también agradaron al público.Tras una calurosa ovación, interpretó dos propinas. La primera de ellas perteneciente al también guitarrista riojano Francisco Tárrega. La adaptación de la "Asturias" de Albéniz fue la segunda. El público rompío en aplausos nuevamente. La actuación quedó empañada por un ruido agudo y molesto, un acople procedente de algún equipo electrónico de la sala.

La segunda parte estuvo dedicada a la suite "Sherezade", una de las partituras más evocadoras de la historia de la música, con una rica orquestación a la que la OSPA sumó una interpretación muy entregada y de grandes volúmenes sonoros.

El concertino de la agrupación, Alexander Vasiliev, interpretó los solos de violín que aparecen a lo largo de esta partitura. Cabe mencionar su precisión técnica, con un sonido comedido y expresivo.

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