José Fernández Meana fuma desde los 6 años, toma a diario un vasín de vino y no perdona "les pingarates" de coñac en el café. Así trabajó toda su vida con el ganado y la huerta, hasta llegar a los 100 años. "Cuando llegué a los 100 paré de trabayar", confesaba ayer en el auditorio Príncipe Felipe de Oviedo después de recoger el premio al "Paisano del año" de la feria de la Ascensión de manos del alcalde, Wenceslao López; Evelio G. Palacio, subdirector de LA NUEVA ESPAÑA, y representantes de Caja Rural y RTVE, Luis Fernando Martínez y María José Bastián.

Fernández Meana luchó en los dos bandos en la Guerra Civil. Con 17 años llegó a Oviedo con el Ejército republicano. Fortificó el Naranco y se tuvo que ir; nunca más volvió a la capital del Principado, "nunca tuve vacaciones para venir", se justifica.

El "Paisano del año" trabajó toda su vida en una finca de Peón, en Villaviciosa. Por allí pasan los peregrinos del Camino de Santiago y unos mexicanos le regalaron una medalla de la Virgen de Guadalupe que guarda con cariño, "porque tengo algo de creencia, que no ye malo, y aunque no voy a misa soy amigo del cura".

Ahora ya no trabaja, lo dejó, pero tiene bastante con sus cinco nietos y su bisnieto. Está orgulloso de ellos. Cuando ayer le preguntaban por el premio, él contestaba feliz: "Bien, tienlo el nieto, ta ahí".

Teresa Sánchez Amandi tiene 99 años y ayer fue nombrada "Paisana del año" en los premios que organiza la Fundación Caja Rural y que cuentan con la colaboración de LA NUEVA ESPAÑA. Es de Miyares (Piloña), y allí murió su madre al poco de nacer ella. La cuidaron dos maestras y ella misma acabó con el título de maestra, pero nunca ejerció, "estaba fartuca de libros ya, y eso no me gustaba. Lo que de verdad quería era estar con animales y trabajar en el campo". Así lo hizo junto a su marido, Ricardo Díez, con el que puso en marcha la fiesta del Asturcón, en la majada de Espineres. Allí comulgaron sus nietos vestidos de asturianos. Tiene dos nietos y una bisnieta de 21 años. Le gusta leer el periódico y viaja en invierno a Barcelona para visitar a la familia.

Ellos, José Fernández Meana y Teresa Sánchez Amandi, son los últimos "Paisanos del año", pero es posible, "puede llegar el día", advirtió el alcalde de Oviedo, Wenceslao López, "en que no queden paisanos y paisanas en Asturias".

El propio alcalde reconoció que, desde sus abuelos, nadie de su familia se dedica al campo e hizo un alegato en defensa de los productos asturianos. "Debemos ser los primeros en consumirlos, hacer todo lo posible por defender el campo, que siempre nos dará un lugar en el que vivir y algo que comer".

En el acto de ayer se entregaron un total de quince premios, el homenaje que anualmente rinde Oviedo a las gentes del campo durante una feria de la Ascensión que, como reconoció el Alcalde, necesita de un recinto cubierto para celebrar este tipo de actos en la ciudad.