El bicentenario del nacimiento de la compositora Pauline Viardot-García se celebró con la representación de "La Cenicienta" en varios teatros españoles en forma de pieza didáctica. La pieza reunía dos particularidades poco habituales en las programaciones ovetenses: la firma de una mujer como compositora y la traducción al castellano del libreto.
En la pieza, un grupo de jóvenes en un museo encuentran un libro que, al abrirlo, narra la historia de "La Cenicienta". A pesar de presentarse como espectáculo infantil, la obra resulta interesante para niños y mayores, con un excelente Francisco Soriano al piano que acompaña con solvencia las voces de los siete cantantes, y supo trasmitir la sutileza y riqueza de la partitura de Viardot. Las voces de los personajes estuvieron perfectamente coordinadas y supieron navegar entre el lirismo y la comicidad de manera orgánica y los cantantes supieron llenar el escenario y trasmitir la historia haciéndola cercana y amena.
La escenografía se sirvió de pocos elementos que, movidos por los propios cantantes, ayudaron a imaginar diferentes espacios a lo largo de la obra. Un también original vestuario contribuyó a la fábula, quizás un poco confuso por el contraste entre la modernidad de la vestimenta de las hermanastras y Cenicienta en el baile frente a las vestimentas del resto de personajes.
El buen hacer de cantantes y pianista mantuvieron al joven público entretenido y atento, que estalló en aplausos tras las arias y recompensó al reparto con una cálida ovación al final de la representación. Sin duda una gran experiencia para los más pequeños que se quedaron con ganas de más.