Para Esteban esta ha sido una temporada atípica. Ya ha vivido otras campañas en la sombra, cursos en los que el portero elegido para defender el arco era un compañero y le ha tocado esperar, paciente, en un segundo plano. En la temporada 2005/06 disputó dos partidos ligueros con el Celta y en la 2009/10 otro par con el Almería. Le cerraron la puerta Pinto y Diego Alves, respectivamente. Pero nunca le había pasado algo como en la actual: no jugar ni un solo minuto en la competición liguera.
Esa ausencia de oportunidades condiciona su examen de este año. Esteban sólo ha disputado 120 minutos con la camiseta del Oviedo. Ocurrió en la Copa del Rey, ante el UCAM en La Condomina, un duelo con mal sabor de boca para los azules. El rendimiento defensivo de un equipo plagado de suplentes no fue el deseado y el Oviedo cayó víctima de sus errores en el balón parado. Ni el olfato de Michu, con un doblete aquella noche, sirvió para levantar el choque.
Así, la participación de Esteban esta temporada se limita a esos 120 minutos y a la derrota copera. Parece un final injusto para un futbolista que trasciende lo meramente deportivo en el Oviedo de los últimos años. Más aún cuando la actual podría ser su última campaña con su equipo del alma. Esteban cumple este mes 42 años y acaba contrato el 30 de junio. El club aún no se ha pronunciado sobre su continuidad o salida y esperará a conocer la identidad del nuevo entrenador. Aunque el avilesino tiene fuerte competencia. Antes de tomar cualquier decisión, el Oviedo ya tiene dos porteros en su plantilla. Juan Carlos tiene otro año de contrato y Alfonso Herrero, que ha actuado con el Vetusta, acaba su vinculación en junio de 2018 y podría formar parte de la primera plantilla.
Independientemente de lo que suceda con él a partir de ahora, Esteban ya es historia viva del oviedismo. Para muchos, fue el pilar sobre el que se construyó el proyecto del ascenso hace dos temporadas. Aquel verano, el de 2014, significó su vuelta a casa. Esteban renunció a un generoso contrato en Primera con el Almería para comprometerse por un par de temporadas con el Oviedo. No le importó meterse en el barro. Logró el ascenso y, con ello, cumplió su sueño más anhelado. La siguiente temporada, ya en el fútbol profesional, le volvió a situar bajo los palos, por delante de Miño en las preferencias de Egea, pero una fuerte contusión ante el Valladolid le dio la alternativa al catalán. Miño se aferró al once y Generelo, sustituto de Egea, le mantuvo hasta el final de temporada. En la siguiente campaña, Juan Carlos ha sido el elegido desde el principio.
