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A confirmar objetivos

Una victoria ante uno de los protagonistas del "contubernio vasco-navarro" refrendaría al Oviedo como favorito a subir

A confirmar objetivos

Quién lo iba a decir al descanso del partido ante el Lugo, cuando todo hacía indicar que el destino del Oviedo esta temporada iba a ser luchar por evitar el descenso. Pero la segunda parte de aquel choque marcó un punto de inflexión, que, salvo algún despiste puntual, ha colocado al equipo en la buena senda y con la vista puesta en los puestos de promoción y ascenso. Son objetivos que puede refrendar hoy si logra la victoria ante un Osasuna al que la hinchada carbayona le tiene ganas desde aquel "contubernio vasco-navarro" con el que se inició el particular descenso azul a los infiernos.

Lo cierto es que ganar a los rojillos en el Tartiere confirmaría al Oviedo como uno de los favoritos al cambio de categoría y, de paso, permitiría poner tierra de por medio en la competencia directa con el eterno rival, algo que, indudablemente, alegra a toda la parroquia azul. Sin embargo, pase lo que pase en el Tartiere, bien harían equipo y afición en no dejarse llevar por la euforia. Como bien se encarga de repetir un día sí y otro también Anquela, esto va a ser muy largo. Seguro que si ahora se atraviesa una buena racha, en los próximos meses también se presentarán momentos de crisis y de dudas que habrá que afrontar con la misma serenidad que estas victorias: con los pies en el suelo. Con el nombre no se sube y tampoco por historia. Y en esa historia merece la pena recordar hoy que están a punto de cumplirse setenta años de una de las grandes gestas del club, el siete a cero endosado en Buenavista al Real Madrid, con cinco goles del gran Echevarría, gesta que nadie ha igualado contra el equipo blanco.

Tras un otoño complicado, el Oviedo mueve al optimismo en puertas de la Navidad. La plantilla ha sabido sobreponerse con entereza a la plaga de lesiones y está en disposición de encarar el nuevo año y la parte definitiva de la temporada con la práctica totalidad del plantel a disposición del míster. Fabrinni, que tantas ilusiones despertó con su llegada a Oviedo y durante lo poco que se le vio entrenar en pretemporada, está llamado a convertirse en el gran refuerzo invernal para los azules. Al igual que el húngaro Hidi o el goleador Toché. La cuestión está en si habría que reforzar el plantel con algún nuevo fichaje. Aunque pueda parecer una obviedad, esa incorporación solo está justificada si hay garantías de que se vaya a mejorar lo que hay. Fichar por fichar, como se hizo más de una vez años atrás, no solo es tirar el dinero, sino un riesgo de enrarecer el ambiente de la plantilla. Los técnicos sabrán, pero si no nos volvimos locos en verano, no parece lógico perder ahora el juicio, una vez demostrada la notable valía de la plantilla, aunque uno, personalmente, apuesta por algún ligero retoque para incrementar las opciones de estar arriba del todo al final de campaña.

Por cierto, la marcha del equipo y el compromiso demostrado por los jugadores y el cuerpo técnico bien merecen que el Tartiere sea hoy una olla a presión.

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