Oviedo, R. S.

«Mi hermana fue una mujer muy cultivada, una profesora vocacional y una persona con un sentido muy ético de la vida». Quien habla es Amalia Martín-Gamero, la hermana de Sofía Martín-Gamero, especialista en lengua y literatura inglesas y en la obra de Leopoldo Alas «Clarín», fallecida el pasado miércoles en Madrid debido a un cáncer al que se enfrentó con mucha entereza. Nieta del ilustrado ovetense Adolfo Posada, Sofía Martín-Gamero tenía 80 años.

A Amalia le queda ahora «un vacío muy grande». Ambas hermanas, solteras, vivían juntas en un piso del barrio de Salamanca. «Además de un profundo cariño mutuo», subraya Amalia, compartían más cosas: ambas crecieron en el seno de una familia de tradición liberal, estudiaron la carrera de Filología en un tiempo en el que no era muy común ver mujeres en la Universidad, nunca se desmarcaron de convicciones firmes como su acentuado feminismo (Amalia publicó una antología sobre este movimiento), expresaron gran interés por la lengua inglesa y manifestaron un aprecio ilimitado por su abuelo («todo el mundo evoca su faceta intelectual pero yo lo recuerdo como un hombre tremendamente familiar») y por el autor de «La Regenta».

Amalia Martín-Ganero subrayaba ayer en una conversación telefónica con LA NUEVA ESPAÑA la «fraternal amistad» entre el escritor y el eminente jurista: «Cuando era niña, mi madre, Lucila González Posada, solía acompañarlos en sus paseos por el Campo San Francisco: luego nos recordaría que se aburría muchísimo en aquellos encuentros». Al morir Leopoldo Alas, su viuda regaló a Adolfo Posada una de sus grandes joyas, un periódico manuscrito titulado «Juan Ruiz». Este trabajo fue escrito entre 1868 y 1869 por un Leopoldo Alas que sólo tenía 16 años.

Tras diversos avatares, el original cayó en manos de las nietas de Posada: «Nunca supimos cómo se pudo salvar porque mi abuelo lo perdió todo en la guerra civil; siempre supusimos que lo debía llevar oculto en un bolsillo porque no cabe otra explicación». Sofía Martín-Gamero hizo en 1985 una esmerada edición del texto de «Juan Ruiz», transcrito, prologado y anotado por ella: «Mi hermana hizo la transcripción de una obra que tenía esa letra imposible de Clarín», rememora Amalia. «Para nuestra familia», continúa, «el "Juan Ruiz" ha sido una obra mítica, un tesoro que hemos cuidado durante décadas». Justo hasta 2001, año en el que las dos hermanas, que también habían sido depositarias del legado de su abuelo, vendieron la obra al Principado junto con diez cartas de Clarín a Posada, un cuento, tres poemas, recortes de prensa, notas para una conferencia y una hoja de méritos. «Siempre pensamos que el mejor sitio para esta obra era el Principado, por nuestros lazos familiares y porque Clarín la había escrito allí; estoy seguro de que nuestro abuelo también hubiera querido ese destino». Poco antes de morir, Sofía pudo ver su edición del «Juan Ruiz» integrada en el undécimo tomo de las «Obras completas de Clarín», editadas por Nobel: «Lo que se ha hecho ahora con la obra de Clarín impresiona; no debe quedar ni una sola línea que no haya sido recogida», apostilla Amalia.