Oviedo, Eduardo GARCÍA

Asturias cuenta con más de doce mil docentes en la enseñanza pública, de los que unos dos mil son interinos. Ser interino es un problema, pero los hay mayores. Por ejemplo, los de los licenciados que no trabajan, ni como interinos ni como fijos. La interinidad en la enseñanza es algo así como un paso intermedio que a veces amenaza con convertirse en definitivo. Ya estamos ante una generación de profesores que se jubilarán como interinos. LA NUEVA ESPAÑA ha hablado con cuatro de ellos. Jesús y María José son profesores interinos de Secundaria, y Rosa y María Jesús son de Primaria. Los cuatro han preferido mantener a resguardo otros datos de identificación. Las dos últimas forman parte de un colectivo de unas mil trescientas personas que dentro de unas semanas, en junio, iniciarán la aventura de la búsqueda de plaza fija. Cuenta el examen correspondiente, pero también el currículum y la experiencia trabajada.

La Consejería de Educación aprobó una oferta pública de empleo docente de unas cuatrocientas nuevas plazas. Fue un esfuerzo notable, pero la demanda supera con mucho esa oferta. En los años pares hay oposiciones en Secundaria, y en los años impares tocan las de Primaria.

María Jesús lleva como interina diez destinos diferentes en siete concejos asturianos. Va camino de conocerse la región de cabo a rabo, desde las ciudades con mayor peso específico a pequeñas escuelas unitarias de alta montaña. Jesús lleva cuatro destinos y se considera un profesor vocacional. «Éste es el décimo oficio mío en la vida. Hice de todo, me considero cualquier cosa menos vago. Y yo acabé en esto porque realmente me gusta». La especialidad de Jesús puede generar unas quince plazas fijas por convocatoria, pero la lista de docentes candidatos se cuenta por varios cientos. Hay otras especialidades mucho más asequibles, como la de Francés, «una asignatura en la que se trabaja seguro».

Terminar la carrera y, en el caso de Secundaria, superar el certificado de aptitud pedagógica, el famoso CAP, a punto ya de desaparecer, y sacar a la primera una plaza docente fija en la enseñanza pública es «casi imposible». Y, sin embargo, hay quien lo logra, recuerda María José (cinco destinos diferentes... por el momento). Se trata de sacar una grandísima nota, y de acertar con una especialidad en la que no haya demasiado atasco. Asegura Jesús que hay gente que «con ocho y pico de nota en el examen no logra la plaza». Sacar plaza a la primera en Secundaria, es decir, sin más méritos que una nota sobrecogedora, es una proeza que queda para un uno por ciento de los candidatos.

La inmensa mayoría entra en una rueda de cursillos, listas que corren, empleos temporales, destinos casi exóticos, exámenes y baremos que, desde fuera, tiene algo de surrealista. Cuando se han hecho méritos, se han cubierto muchos cursos y se ha acumulado alguna experiencia, una buena nota en el examen puede abrir las puertas de la plaza fija. «En esas circunstancias, con un notable de nota media en las oposiciones, la plaza es segura», calculan. La nota del examen aporta el 60% de la calificación final. El restante 40% viene dado por esos otros conceptos de experiencia y méritos que, en palabras de los interinos, se resume en un expresivo «todo lo demás». Esos cursos que forman y ayudan en las oposiciones no cuentan con unanimidad. Dice María Jesús: «Por lo general, me parecen bastante malos». Y matiza Rosa: «Hay de todo. Yo he asistido a cursos muy buenos».

La interinidad genera incertidumbre e inseguridades. ¿Cómo formar una familia siendo interino? Toca Cangas del Narcea o San Antolín de Ibias... y qué hacer. ¿Cambiar la ubicación de toda la familia o resignarse a vivir de soltero/a durante toda la semana y disfrutar del reagrupamiento familiar el sábado?

Hace unas semanas este periódico se hacía eco de la aventura diaria, no exenta de riesgos, de varios profesores asturianos que desde la zona central del Principado se desplazaban todas las mañanas hasta el Instituto de Enseñanzas Medias de San Vicente de la Barquera, en Cantabria. Decenas de miles de kilómetros cada curso. Alguien menciona un caso que conoce: «Tengo una amiga asturiana que tiene destino en Málaga. Hasta allí se marchó con su hija, mientras que su marido sigue aquí». En Andalucía, la oferta pública de empleo docente suele ser muy generosa (300 plazas para la especialidad de Física y Química en la última convocatoria, sirva el dato como ejemplo). Hay muchos asturianos que logran sacar las oposiciones fuera, y eso que en algunas comunidades la cosa tiene un extra de dificultad.

En Galicia, Cataluña y el País Vasco conocer la segunda lengua oficial da puntos. «En Asturias la experiencia docente se valora de la misma forma, haya sido impartida en la región o en otra comunidad. En otros sitios esto no pasa. Todos barren para casa, menos nosotros», dice Jesús. Encima, ese CAP imprescindible para llegar a ser profesor de Secundaria, y que en adelante va a ser sustituido por un máster universitario, dura en Asturias un año y en otras comunidades apenas un par de meses.

Andar rodando por toda Asturias tiene sus inconvenientes. «Si tienes un accidente, nadie te compensa. A mí me pasó -recuerda María Jesús- camino de un colegio por una pista de 17 kilómetros y a 900 metros de altitud». Y durante parte del curso, de noche y en invierno.

Lo cierto es que las listas se mueven, «la necesidad de profesores existe y trabajo hay», dice Jesús, quien, cuando le tocó un curso en Boal, se marchó para allá con sus dos hijos. El problema es dónde. «A mí, que tengo tres hijos, o me ponen en un instituto adonde pueda llegar en media hora o me causan un auténtico problema», añade María José. Por eso son muchos los que se apuntan a la media jornada, que también es medio sueldo. Una nómina de interino ronda los 1.500 euros mensuales.

«En general, yo creo que cobramos algo menos que en otras comunidades, aunque desde mayo de 2007 ya nos abonan los trienios», señala María Jesús. No se quejan especialmente del sueldo, y más con la que está cayendo. Se quejan de esa tradicional mala prensa del interino, fruta de «una generación que llegaba, firmaba y se iba». Sienten también que la profesión docente ha perdido peso y solera social y que, como sus compañeros fijos -y también los de la enseñanza privada y concertada- arrastran esa fama de privilegiados con muchas vacaciones. Pero valoran «las ventajas de ser personal funcionario, con un horario establecido, aunque este trabajo sea de muchas más horas de lo que la gente pueda pensar desde fuera».

«Enseñar no es sólo la tiza», recuerda María José. «Cada vez más papeleo», se lamenta María Jesús; «la burocracia es impresionante», dice Rosa. «Esto no es Jauja», concluye Jesús. Pero coinciden en que van a seguir en esto, por vocación.

Los interinos se llevaron un espectacular susto cuando, hace unas semanas, se enteraron por el BOPA de un cambio en las bases de convocatoria de oposiciones. El asunto parece de nuevo encauzado después de que la Consejería de Educación matizara cuestiones. Pero con unas u otras bases, con antiguos o modernos baremos, junio va a ser un mes de ataque de nervios para más de un millar de interinos de Primaria. «En el fondo tu vida depende del azar».

Profesores

Trabajan en Asturias unos 12.300 docentes en la enseñanza pública, con más de dos mil interinos.

Oposiciones

Las oposiciones para lograr plaza fija se suceden anualmente, un año para Primaria y otro para Secundaria. En 2009 toca Primaria, donde hay una lista de 1.330 interinos.

Méritos

La oposición no es sólo un examen, sino que se valoran los méritos por asistencia a cursos y experiencia trabajada (con tope de baremación). Sacar, por tanto, plaza fija a la primera es especialmente difícil. La nota del examen es un 60% de la nota final. La Consejería de Educación aprobó para este año una oferta de empleo público docente de unas 400 plazas.