Gijón, J. MORÁN

Más de 230.000 católicos practicantes asturianos estrenarán pastor diocesano dentro de seis días, cuando el próximo sábado 30 tome posesión de la sede ovetense el arzobispo Jesús Sanz Montes. El nuevo prelado de Asturias se despidió ayer mismo de Huesca, su sede episcopal hasta el presente, junto con la de Jaca.

También esperan al nuevo mitrado unos 450 sacerdotes asturianos, cuyos datos objetivos son el de contar con una media de edad de casi 65 años; el de conducir pastoralmente más de 900 parroquias en el territorio asturiano, y el de haber atendido -en 2008, últimos datos registrados- a 5.820 bautizados, 4.360 primeros comulgantes, 937 confirmandos y 2.500 contrayentes del matrimonio.

Menos mensurable, pero cada vez más reconocido por ellos mismos, es que el clero asturiano se haya fragmentado o «profundamente dividido y carente de armonía en sus relaciones mutuas», según indica un sacerdote a este periódico. La falta de armonía está causada por «cuestiones a veces personales», pero sobre todo por sus «coordenadas eclesiales».

Así, existen osoristas contra gabinianos; wojtilianos o ratzingerianos contra rocallianos y montinianos; conciliares contra críticos del Vaticano II; progresistas contra conservadores, o sociales contra espirituales. En el presente, un sector del clero asturiano se declara muy osorista y, por tanto, espera de Sanz Montes la continuidad en el gobierno diocesano según el estilo del arzobispo Carlos Osoro, hoy en la sede de Valencia. En el lado contrario, pero con perfiles menos definidos, hay quienes añoran las formas de Gabino Díaz Merchán, o quienes hubieran deseado que en Asturias recalara alguno de los pocos pastores «sociales» que quedan en España. «El temperamento de cada cual o la soledad intrínseca al sacerdocio también influye en que seamos muy duros unos con los otros», agrega el citado cura. Que el problema de la división del clero preocupa de manera ya general se constata por el hecho de que Jesús Sanz Montes haya sido informado de ello como si se tratara del principal problema de la diócesis.

Nombrado por la Santa Sede el 21 de noviembre de 2009, el nuevo arzobispo realizó una fugaz visita a Oviedo el pasado 10 de diciembre y se reunió con varios cargos curiales y con el colegio de consultores, formado por diez sacerdotes cuya misión es asesorar a la mitra, especialmente durante los interregnos entre obispos.

Según ha podido saber LA NUEVA ESPAÑA, varios miembros de este colegio de consultores hicieron especial referencia a las tensiones entre el clero o a otras circunstancias que lo deterioran. Además, el principal músculo del catolicismo, es decir, el clero, se halla en el caso de Asturias debilitado desde la misma base de la pirámide de edades -totalmente invertida- y comenzando por su única fuente de neosacerdotes: el Seminario.

Un ingreso en el Seminario Mayor y otro en el Menor fijaron este curso en 20 el número de internos en el centro de formación de sacerdotes. De esa veintena, 14 son seminaristas mayores, una cifra que ha venido descendiendo progresivamente durante años. En la década de los noventa del pasado siglo, el número de seminaristas mayores se mantuvo en una franja entre 30 y 40 candidatos, pero descendió a un rango de 21 a 30 entre 2000 y 2005. Desde 2006 la cifra de seminaristas ha rebasado un poco la docena. Estas circunstancias suponen «un problema espantoso para la diócesis, porque además se nos han muerto sacerdotes jóvenes o muy jóvenes durante los últimos años», comenta otro sacerdote consultado por este periódico.

La situación del Seminario es el vértice inferior de la invertida pirámide de edades del clero asturiano. De los aproximadamente 450 sacerdotes antes referidos, 85 tienen menos de 50 años; 115 entre 50 y 65 años; 130 van de los 66 a los 75 años, y 120 cumplen más de 76 años.

Además de ello, el número total de sacerdotes asturianos era de 588 en 1995, de modo que el descenso en 15 años ha sido de casi 140, con una media de unas nueve desapariciones al año. Respecto a la media de edad de los sacerdotes, de unos 65 años, ésta es ligeramente superior al promedio de todo el clero diocesano español, que es de 63,30 años. La evolución de los últimos años en Asturias indica que cada bienio esta media de edad aumenta en un año.

Del total de 450 sacerdotes, unos 250 tienen nombramiento parroquial: 125 de ellos en parroquias rurales, 35 en villas y 90 en templos urbanos. El número de curas jubilados de hecho es de unos 150 y los que no tienen destino parroquial son unos 50, dedicados a los cabildos, el Seminario, la curia, las capellanías o la docencia.

Respecto a la grey atendida, la encuesta «Asturbarómetro», realizada en 2007 para la curia arzobispal, revelaba que el 65 por ciento de los asturianos se declara creyente, pero sólo un tercio de ellos acude regularmente a los sacramentos, concretamente a la misa dominical. En números absolutos resultaría que de un total de 1.085.000 asturianos, ese 65 por ciento supone que 700.000 manifiestan profesar creencias católicas. Unos pequeños porcentajes que suman el 1,5 por ciento de los asturianos son los que se declaran evangélicos, luteranos u ortodoxos, y el resto se considera agnóstico (14 por ciento) o ateo (en el mismo porcentaje).

El 30 por ciento de los que se declaran católicos dice asistir todos los domingos a misa; el 20 por ciento lo hace algún domingo al mes; el 10 por ciento sólo alguna vez al año; el 25 por ciento acude al templo por una boda o un funeral, y el dos por ciento va a misa todos los días.

El todavía obispo de Huesca y de Jaca, el franciscano Jesús Sanz Montes, se despidió ayer de sus diocesanos en la catedral oscense, justo una semana antes de su toma de posesión como nuevo arzobispo de la sede ovetense. Sanz Montes llegará a Asturias el próximo viernes, día 29 de enero, y visitará la parroquia de Santa María de Colombres, al tratarse del primer templo asturiano que se encontrará en su viaje desde Huesca. Al día siguiente se sentará ya en la sede de la Catedral de Oviedo. Sanz Montes, de 55 años, recibió la ordenación episcopal el 14 de diciembre de 2003 en la Catedral de Huesca, el mismo templo en el que ayer presidió la misa de despedida, como se aprecia en la fotografía superior.