Oviedo, Eduardo GARCÍA

Para muchos ovetenses la sede de la Fundación Masaveu, en la frontera del Parque de Invierno, les habrá pasado desapercibida, pero es uno de los edificios más simbólicos de la arquitectura de la segunda mitad del siglo XX en la capital asturiana. Su promotor ideológico fue el financiero Pedro Masaveu, y el arquitecto que lo diseñó, con criterios modernos y rompedores, fue Joaquín Cores Uría, fallecido ayer en Madrid, a los 83 años.

Cores fue arquitecto municipal en Oviedo, arquitecto del Ministerio de la Vivienda y presidente del Consejo Superior de Arquitectos de España. En Oviedo también firmó el proyecto de un edificio emblemático de viviendas, la llamada «Casa de Cristal», sobre el Campillín.

Experto en planeamiento urbanístico, desde sus cargos de responsabilidad diseñó los polígonos de Asipo y Silvota. El Colegio de Arquitectos de Asturias le brindó un merecido homenaje en 2006. Muchos de aquellos colegiados que asistieron al reconocimiento público a Joaquín Cores recordaban una conferencia suya, a finales de los años noventa, en el salón de actos del Colegio de Médicos, que sirvió para hacer balance de una trayectoria fecunda. Un tercer edificio suyo de valor arquitectónico se encuentra en Oviedo, en la esquina de las calles de los Pilares y Ramiro I, junto a la Losa, donde el cristal también desempeña un papel importante.

Precisamente aquel año, 2006, Cores alertaba sobre la tendencia a crear «edificios símbolo y espectáculo, cuya finalidad no es la obra en sí, sino la capacidad de llamar la atención». Nada más lejos de la filosofía profesional y vital de Joaquín Cores.

El arquitecto asturiano Miguel García Pola valoraba ayer de Cores Uría «su forma de entender la profesión, siempre al servicio de la sociedad. Pertenece a una generación que recupera la arquitectura moderna frente al historicismo de la posguerra» y forma parte de una generación que convirtió la década de los sesenta «en una época dorada, quizá la mejor de la arquitectura en Asturias». Para García Pola la obra del arquitecto fallecido «es toda una lección, muy lejos de las veleidades arquitectónicas del momento».

La sede de la Fundación Masaveu, inaugurada en 1962, se proyecta en 1957, apenas cuatro años después de que Joaquín Cores se titulara. Escribe la profesora de la Universidad de Oviedo Covadonga Álvarez Quintana que Cores «logra convencer al fundador, Pedro Masaveu, de la modernidad y belleza de las formas útiles y desnudas de la arquitectura como alternativa a la desfasada retórica de la época anterior» (El arte en Asturias a través de sus obras, LA NUEVA ESPAÑA). Álvarez Quintana califica el edificio de «obra capital de nuestra arquitectura».

Joaquín Cores era sobrino de Pedro Masaveu. De sus siete hijos, uno de ellos, Miguel, trabaja como delineante en el estudio de Gutiérrez de Terán. Cores Uría siempre mantuvo su relación con Asturias y aquí pasaba temporadas de verano en una casa junto a la playa de Verdicio, en el concejo de Gozón.

Mañana, miércoles, tendrá lugar en la capilla del Palacio de Meres, en Siero, una misa en su recuerdo (seis de la tarde).