Durante siglos, el santuario de Covadonga fue un modesto templo envuelto en la leyenda de su construcción por ángeles y estar sostenido en el aire. Este histórico edificio fue consumido por el fuego en 1777, hecho que sumió en la mayor consternación a la población de toda Asturias. Desde la visita que hiciera Ambrosio de Morales en 1572 por encargo del rey Felipe II, nuestros monarcas no habían vuelto a preocuparse de Covadonga, origen indudable de la resistencia contra la invasión musulmana y de la propia Monarquía. Carlos III se volcó en Covadonga y encargó al mejor arquitecto del momento, Ventura Rodríguez, las trazas del nuevo santuario que habría de reemplazar al destruido por el fuego.

La historia de este proyecto de Ventura Rodríguez y las obras llevadas a cabo a fines del XVIII centran el siguiente fascículo «Asturias Monumental». Proyecto muy ambicioso, de exaltación al mismo tiempo del rey Pelayo y la Monarquía, y de la Virgen de Covadonga, los canónigos de Covadonga fueron muy contrarios a que se llevara a cabo. Habría de pasar más de un siglo para que, finalmente, saliera adelante la obra de construcción de un nuevo santuario, que ahora se puede admirar, y una nueva construcción en la cueva, junto con otros elementos como la escalera de «las promesas» o la fuente del matrimonio.

Tras el inicio con Covadonga, por su significativo interés histórico y sentimental para los asturianos, «Asturias Monumental» continúa el recorrido, a partir de mañana, domingo, por toda la historia de Asturias, centrándose en la historia de Covadonga a partir del siglo XVIII hasta nuestros días.

El fascículo de la próxima semana se dedicará a los castros, que fueron los primeros poblados de los astures, el pueblo protohistórico que se opuso a los romanos entre el 29 y el 19 antes de Cristo y que ya dio entonces muestras de una conciencia de grupo realmente sobresaliente. Domingo a domingo, «Asturias Monumental» presentará a los lectores de LA NUEVA ESPAÑA, de una forma amena, sencilla y muy gráfica, su historia común de más de tres milenios de antigüedad.