Los análisis descartaron ayer que el hombre ingresado en el Hospital de Basurto de Bilbao tenga el virus del ébola, aunque sí se ha comprobado que padece malaria. El paciente, natural de Vizcaya y de mediana edad, permanece aislado como "medida de seguridad" en el hospital bilbaíno. El hombre había ingresado el lunes aquejado de fiebre después de haber estado trabajando hace pocas fechas en Sierra Leona, uno de los países afectados por la epidemia.

Liberia, otro de los países duramente castigado, localizó a 17 enfermos de ébola que habían huido hace tres días de un centro de cuarentena situado en un suburbio de Monrovia, después de que la clínica sufriera un saqueo por parte de un grupo de residentes. Todavía permanecen desaparecidos otros 20 pacientes, convertidos ahora en un enorme peligro potencial. No se fueron intencionadamente, sino presas del pánico cuando el hospital fue asaltado por un grupo que se llevó todos los colchones del centro.

Según el último recuento de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la epidemia se ha cobrado la vida de 1.229 personas y ha infectado a 2.240 en África Occidental. Ésta es la primera vez que se identifica y se confirma una epidemia de ébola en África Occidental, pues hasta ahora siempre se habían producido en África Central.

En los últimos días la enfermedad se está expandiendo con mayor velocidad en Liberia, donde ya se han registrado 466 muertos y 834 casos.

El ébola, que se transmite por contacto directo con la sangre y fluidos corporales de personas o animales infectados, causa hemorragias graves y puede tener una tasa de mortalidad del 90 por ciento.

Por otra parte, los servicios médicos de Berlín activaron ayer los protocolos de emergencia, como ya hizo España hace unas semanas, después de detectar un posible caso de ébola en una mujer. A última hora de la tarde se daba por seguro que había sido una falsa alarma.

Los protocolos pretenden descartar cualquier peligro de que el ébola traspase fronteras. Hasta la fecha el salesiano español Miguel Pajares es la única víctima occidental de la enfermedad.

Los misioneros salesianos en Sierra Leona, Liberia, Nigeria y Guinea Conakry, volcados contra el virus del ébola, aseguran que ya es "difícil encontrar a un médico en su lugar de trabajo".

"La gente tiene mucho miedo. No hay manera de saber quién está enfermo", explican los misioneros. Las noticias más graves llegan desde Liberia, donde el virus está "descontrolado", según una nota de Misiones Salesianas.

"La situación es muy crítica. Los ciudadanos se tomaron a la ligera los consejos de prevención", lamenta el salesiano Nicola Clarapica. "El Gobierno ha cerrado los ministerios y las escuelas, también nuestros centros juveniles y las colonias de verano, los voluntarios en nuestras misiones fueron enviados de vuelta a sus países", añade.

En Sierra Leona, los misioneros salesianos sostienen que los niños y los jóvenes "son los más afectados". Muchos han perdido a sus padres y algunos jóvenes que superaron la enfermedad no pueden volver a sus casas. "Estos niños no pueden quedarse en la calle y hemos abierto un centro de intervención de crisis", según Lothar Wagner, misionero salesiano en Freetown.

El Gobierno de Sierra Leona ha pedido a los Salesianos que se hagan cargo de estos niños y niñas huérfanos. "A final de año pueden llegar a ser más de 200", explican los misioneros.

En Guinea Conakry la epidemia está más controlada, pero las consecuencias del ébola estarán presentes por "mucho tiempo".