Las tensas relaciones entre el Ayuntamiento de Grandas de Salime y el Gobierno regional del Principado, ambos del mismo signo político (PSOE), quedaron ayer patentes con ausencias físicas y materiales en la exposición sobre las pinturas del Chao Samartín inaugurada en el Museo Arqueológico de Asturias. A la presentación de "Domus. Una casa romana en el Chao Samartín", guiada por la consejera de Cultura, Ana González, y el arqueólogo y comisario de la muestra, Ángel Villa, no asistió el alcalde de Grandas, Eustaquio Revilla, quien previamente ya había hecho oídos sordos a la petición desde Cultura de una serie de piezas del yacimiento para incluir en la muestra.

La negativa ha privado al conjunto expositivo de elementos singulares e importantes para conocer la evolución del recinto en los casi diez siglos que permaneció habitado. Pese a las limitaciones ha conseguido mantener un alto interés que gira en torno a las pinturas romanas recuperadas "in extremis" en el yacimiento en los dos últimos años. A ellas hay que sumar un discurso didáctico enfocado a conocer cómo se organizaban esos territorios en el siglo I y quién lo hace.

Los contenidos, entre los que destacan dos murales de más de tres metros con las pinturas originales que adornaban la casa romana (domus), están pensados para ilustrar el paso del recinto castreño a la "civitas" romana en el siglo I. Se trata de mostrar los cambios producidos en una comunidad indígena transformada, bajo la férrea tutela del Ejército romano, en residencia aristocrática y probable capital administrativa de la "civitas" denominada Ocela por Ptolomeo.

El hallazgo de la domus romana en 2004 fue todo un acontecimiento para la arqueología asturiana. Hasta entonces ninguno de los vestigios de esa época localizados en el Principado podía acercarse a la relevancia de los nuevos materiales pertenecientes a lo que fue una construcción de 500 m2, de porte señorial, levantada durante el siglo I dentro del recinto amurallado del castro.

Entre los restos del derrumbe se pudieron localizar elementos indispensables para configurar la entidad de la construcción y conocer sus características arquitectónicas. La exposición, que nace con la intención de itinerar por Asturias, hace especial hincapié en las pinturas por la trascendencia de haber recuperado metros de muros en los que dos mil años después aún permanece la decoración típica de las construcciones señoriales de la época.

En la conservación de ese patrimonio pictórico tiene mucho que ver Olga Gago, la especialista que lleva años consolidando los fragmentos rescatados entre los derrumbes. Fue quien se ocupó también del meticuloso trabajo de restauración que posibilitó que ahora se pueda ver en el Arqueológico parte de las paredes de aquellas habitaciones tal como las veían sus moradores en el siglo I.

"Los dos grandes paneles con pinturas originales corresponden a cuartos de servicio, no a habitaciones nobles. Tienen la decoración propia de este tipo de estancias de menor importancia dentro de la casa", comenta Gago, quien subraya que a pesar de no pertenecer a estancias señoriales "algunas tienen el valor añadido de contar con una estructura tripartita: arriba, compartimentación en paneles y en la parte inferior imitación de granito". Además uno de los muros se complementa en la parte alta con un friso corrido. Las pinturas presentan una amplia gama cromática que requirió que se utilizaran costosos y exóticos pigmentos como el rojo cinabrio o el azul egipcio.

Gago subraya que la decoración es lo suficientemente refinada y esmerada como para pensar en un propietario que tenía una posición social elevada y en un equipo de trabajo con formación y con una capacidad de repertorio "muy a la última". "Conocían los últimos elementos que se desarrollaban en todo el Imperio", comenta Gago.

Estas pinturas, recuperadas en el Chao Samartín en medio de enfrentamientos y denuncias entre la Alcaldía y Cultura, se restauraron fuera de Grandas y permanecen bajo la tutela del Museo Arqueológico. La consejera de Cultura, Ana González, evitó ayer responder sobre el futuro de este patrimonio. "Tengo mi propia idea", dijo, "pero me parece precipitado pronunciarme". Además de los paneles que se muestran ahora, la excavación ha recuperado cientos de fragmentos de la decoración de las estancias nobles de la domus con pigmentos más selectos y representaciones figurativas.

La muestra incluye asimismo un amplio repertorio de piezas: armas, ajuares propios militares, adornos personales, monedas y fragmentos de vidrio introducidos en el castro con la llegada de Roma a estos territorios.