Me inspiran compasión lanceros y seguidores del Toro de la Vega. Una vez más, sus iras, frustraciones y complejos han hecho blanco en el toro de turno. ¿Y ahora qué? A falta de cultas tertulias y lecturas necesitan este "festejo" para tener tema de conversación durante todo un año.

Me gustaría escuchar a lanceros y partidarios del evento, reflexiones sobre el contenido del Tratado de Tordesillas, sobre los acontecimientos vividos en la época de la reina Juana o sobre obras de arte custodiadas en el Real Monasterio de Santa Clara, el Hospital Mater Dei o Convento del Carmelo. Es lamentable que una localidad cargada de historia se ensombrezca por este festín de sangre que, en silencio, avergüenza a muchos de sus habitantes, amordazados por los "hombretones" que, creyéndose valientes, se niegan a reconocer la realidad: son parte de una masa enfrentándose a un solo animal acorralado. ¡Qué cobardía!

Cuando sientan ausencia de aire para respirar, cuando la angustia y el frío de la muerte cercana les haga estremecer, sólo entonces algunos adeptos llegarán a empatizar con los toros que, sobre un charco de sangre y entre bramidos de dolor, sintieron que les arrancaban la vida.

Por su estado permanente de autoengaño y delirio, me inspiran compasión lanceros y seguidores del Toro de la Vega.