Oviedo, P. R.

El pianista francés Bertrand Chamayou triunfó en el reto que asumió ayer de interpretar, en Oviedo, el "Concierto para piano y orquesta en sol mayor" del francés Maurice Ravel y el "Concierto para piano en fa sostenido menor op.20" del ruso Alexander Scriabin. En el primero de los actos musicales de las Jornadas de Piano "Luis G. Iberni", celebrado en el Auditorio, Chamayou estuvo acompañado por la orquesta Oviedo Filarmonía, que interpretó con brillo en la segunda parte "Scheherezade", de Rimski-Kórsakov, bajo la dirección de su maestro titular, Marzio Conti.

Pese a tratarse, según sus propias palabras, de un programa bastante "inusual", Bertrand Chamayou ofreció un recital interpretativo, premiado con ovaciones por parte del público. Fue un "tour de force" arriesgado en el que volvió a demostrar que es uno de los pianistas más brillantes y virtuosos de la actualidad. En señal de gratitud ofreció una propina, "Pavana para una infanta difunta", una famosa pieza para piano solo, escrita por Maurice Ravel y dedicada a su patrona, la princesa de Polignac, que también fue muy aplaudida. Chamayou tiene un repertorio de música antigua que se centra en el siglo XIV, pero como hombre de su tiempo también toca música contemporánea. La de ayer fue su primera interpretación de la obra de Scriabin y puede considerarse todo un éxito.

Oviedo Filarmonía interpretó "Scheherezade", una composición basada en "Las mil y una noches", con gran acierto, y Conti supo dar el colorido y la intensidad musicales apropiados a cada uno de los movimientos. El público llenó casi por completo el Auditorio.