"La que con verde se atreve, por guapa se tiene". El refranero español es claro al respecto. Parece que Alessandro Michele, el director creativo de Gucci, se lo ha tomado al pie de la letra. La colección primavera-verano de la firma florentina es toda una oda a una de las tonalidades más "difíciles", a la par que favorecedoras, sobre todo para looks diurnos, siempre que se lleve de acuerdo con unas mínimas pautas de estilo.
Y es que con el verde pasa como con el tejido toile de jouy. Si se usa, hay que utilizarlo en todas partes. Michele plasma esa premisa en propuestas como el abrigo-vestido de manga ligeramente afarolada en el bajo, surcado de botones desde el cuello hasta el bajo, y adornado por un gran aderezo de raso unos tonos más oscuros. Sombrero, bolso y panties van a juego con la prenda principal y unas sandalias de tiras, en la misma gama de verdes que el adorno de la pechera.
Michele se ha propuesto devolver a la casa ese estilo peculiar en el que, de forma sutil, verdes y rojo -los colores de la marca- se cuelan en ropa y accesorios. Los cinturones son algunas de las piezas más codiciadas de la colección, con accesorios como el bolso con el anagrama de Gucci con flores y pájaros estampados o el cinturón de cuero con la doble G.
Las grandes lazadas al cuello, las cremalleras en vestidos de encaje, guantes metálicos con anillos XXL, uñas de quita y pon, gafas XXL con glitter, turbantes y flores bordadas en cuero forman parte del nuevo universo que Michele, romano de 43 años, ha ido tejiendo para Gucci.
El diseñador aterrizó en la firma en 2002, cuando Tom Ford estaba al frente. Llegaba de diseñar accesorios en Fendi, tras estudiar en la Accademia di Costume e di Moda de Roma. En 2006 fue nombrado responsable de accesorios de Gucci, y cinco años después, director creativo adjunto.
Los guantes de Lisboa que fascinan al mundo.
La tienda Luvaria Ulisses de Lisboa, única de Portugal dedicada en exclusiva a los guantes, y una de las pocas de la península Ibérica, nació cuando llevar las manos desnudas era casi un delito. Seduce con finos guantes de piel solicitados por damas de todo el mundo. Al producto de la más alta calidad se une la atención esmerada que ofrecen los dependientes. Aún realizan las pruebas a la antigua usanza, abriendo primero con unas pinzas los dedos, espolvoreando un poco de talco y ajustando el guante a la mano, mientras la clienta apoya el codo en el mostrador. El establecimiento, inuagurado en 1925 por Joaquim Rodrigues Simões, abrió sus puertas en la Muralha do Carmo, cuando esa parte del Chiado aún no se había reconvertido en la elegante área comercial que es hoy. El interior, con muebles de estilo Imperio y la fachada Art Déco con esa inconfundible mano dorada sobre el rótulo con el nombre del negocio, sigue igual que en los primeros años. Lo que sí ha cambiado, y mucho, es la percepción del guante como una prenda imprescindible sin la que ninguna señora que se preciase salía de casa.
