Se puede calificar, sin género de dudas, de memorable el concierto ofrecido anoche en el teatro Jovellanos, a cargo de la OSPA acompañada por el Coro de la Fundación Princesa de Asturias y los solistas Allison Cook, mezzo; Zach Birichevsky, tenor; y el bajo Nathan Berg. La partitura, "El sueño de Geronte", era del compositor inglés Edward Elgar. Un autor que es más conocido en España por la marcha titulada "Pompa y circunstancia", una obra que suele acompañar las solemnidades académicas.

Edward Elgar se inspiró para componer "El sueño de Geronte" en un poema del cardenal John Henry Newman, haciendo de él un oratorio que se estrenó en el Festival de Música de Birmingham en 1900. No tuvo el éxito que le correspondía ya que el coro cantó mal, y esto, unido a la condición de católico de Edward Elgar, despertó cierto escepticismo en la grey anglicana. En años sucesivos volvió a representarse y la acogida fue tan clamorosa que hoy la obra está considerada como uno de los más bellos ejemplos de la música coral inglesa.

Anoche se alcanzó el completo. Todo estuvo en su sitio, acompasado, y virtuoso. Desde la orquesta al coro, pasando por los solistas; juntos nos hicieron vivir y disfrutar momentos de gran belleza. El tema del oratorio gira alrededor de la muerte de Geronte, o Geroncio, cuyo papel asume el tenor Zachh Borichevsky, un chico alto, de gran facha, dotado de una sólida voz, de hermoso timbre. Geroncio se halla al borde de la muerte e implora la misericordia a Dios. Los asistentes acompañan su plegaria, mediante el coro. En realidad el coro asume diversos papeles; es el público, los demonios, el coro angelical y las almas del purgatorio.

Estuvieron empastados y muy finos en las matizaciones; algo importante ya que se trata de una obra de gran espiritualidad. La mezzo Allison Cook, joven y bella, desempeñó su labor de ángel consolador con absoluta credibilidad, propiciando en sus diálogos con el alma impaciente de Geroncio, conmovedores instantes musicales. El bajo Nathan Berg, en el papel del sacerdote y de ángel de la agonía, pese a la brevedad de su actuación dejó constancia de su categoría vocal.

Dicen que Edward Elgar logró liberar a los ingleses de la obsesión "händeliana", al escribir un nuevo capítulo en la tradición coral inglesa.