Veinte meses por delante y treinta y siete vueltas alrededor del planeta más grande conocido, Júpiter, para investigar la existencia de un núcleo planetario sólido, realizar un mapa de su intenso campo magnético, medir la cantidad de agua y amoniaco de la atmósfera profunda y observar las auroras del planeta. La nave espacial "Juno" de la NASA entró con éxito en la órbita de Júpiter a las 05.53 horas del martes con la meta principal de entender el origen y la evolución del planeta gigante.

Astrónomos, astrofísicos y otros científicos esperan con sumo interés las informaciones que "Juno" comenzará a aportar sobre el planeta, ya que aseguran que evidentemente es un hito que ha llegado más cerca que nunca y va a recoger información fundamental "sobre Júpiter y el Sistema Solar. Nuevos conocimientos y nuevas ventanas sobre el desarrollo del Sistema Solar y de los cuerpos principales del mismo", dice Luigi Toffolatti, profesor de Astrofísica de la Universidad de Oviedo. Y añade que se "entenderán mejor la estructura interna y sus propiedades magnéticas, y su emisión de partículas nos permitirá descubrir los distintos componentes que han formado el sistema y cómo se han segregado los más ligeros de los más pesados".

En opinión de Amador Menéndez, investigador del Instituto Tecnológico de Materiales de Asturias y colaborador de LA NUEVA ESPAÑA, "esto es la bienvenida al CERN del Sistema Solar. Júpiter es un complejo laberinto de campos electromagnéticos que mantiene atrapados átomos ionizados y electrones desprendidos de la atmósfera del planeta y de sus lunas. Estas partículas son aceleradas hasta alcanzar en ocasiones velocidades cercanas a las de la luz, creando en el proceso el acelerador de partículas más grande del Sistema Solar".

En una línea similar apunta la ovetense Noemí Pinilla-Alonso, investigadora de la Universidad de Florida (USA), que afirma que con la "excepción del Sol, Júpiter es el objeto más grande del Sistema Solar y, debido a la combinación de su tamaño, brillos y distancia con nosotros, es uno de los más fáciles de observar. Sin embargo, gran parte de la información que tenemos proviene de la piel de Júpiter (su atmósfera). Poco se conoce del interior de este planeta", explica la científica asturiana, que matiza sobre la sonda: "'Juno' realizará 37 órbitas alrededor de Júpiter en veinte meses, recopilando datos con nueve instrumento diferentes, esto pone a la misión en una posición única para dar respuesta a alguno de los misterios relacionados con este planeta gaseoso como: ¿Cuál es el contenido de agua y, por lo tanto, de oxígeno de Júpiter? ¿Tiene realmente un núcleo rocoso en su interior? ¿Existe en su interior una capa de hidrógeno metálico (material que no se ha conseguido siquiera reproducir en laboratorios terrestres)? Todas estas respuestas y muchas más suponen una dosis de información de gran valor para conocer el origen del Sistema Solar y las interacciones de este gigante gaseoso con los cuerpos menores de Sistema Solar, como sus lunas, los cometas o los asteroides", dice Pinilla-Alonso.

Cuestiones que, desde un punto de vista u otro, ratifican otros expertos: "Permitirán dar un paso gigante en nuestra comprensión de cómo se forman los planetas gigantes y, en general, del desarrollo del resto del Sistema Solar", apunta Marcos Pérez, astrofísico y director técnico de la Casa de las Ciencias y del Planetario de La Coruña. "Todas las sondas que se enviaron a Júpiter, nueve en total, pasaron de largo y sólo una logró estar en órbita, la 'Galileo', por lo que ésta es una gran oportunidad para conocer el planeta en profundidad", añade Pérez, que destaca que esta sonda es el ingenio humano de mayor velocidad, ya que alcanzó los 265.000 kilómetros por hora. El astrofísico espera que la sonda aguante "el entorno tan agresivo" del planeta. "Su campo magnético es muy potente y sus auroras boreales, espectaculares; los instrumentos de la sonda van muy protegidos en cajas de titanio, pero a ver si aguantan todo el tiempo previsto", apunta. A medida que la sonda comience a mandar imágenes del planeta -que Pérez cree que serán impresionantes- "iremos dando información también a los visitantes del Planetario".

José Ángel Docobo, director del Observatorio Astronómico Ramón María Aller (USC), destaca que "es la primera misión que se envía tan lejos con batería alimentada sólo con paneles solares; a esa distancia recibe 25 veces menos energía que en la órbita terrestre. Las misiones a esa distancia suelen llevar generadores eléctricos de radioisótopos, que no dependen de la luz solar pero son mucho más caros". Estudiando el campo magnético "se puede conocer la distribución de masas en su interior".

Ahora toca esperar a recibir las primeras informaciones de la sonda. Las dos primeras órbitas tendrán una duración de 53,5 días. Se irá probando el instrumental de recogida de datos de la nave. El próximo 14 de octubre iniciará una fase de cinco días para incorporarse a órbitas de sólo catorce días, en las cuales se llevará a cabo la parte científica de la misión propiamente dicha.