La exposición "Santullano, viaje al siglo IX", organizada por LA NUEVA ESPAÑA, está causando sensación entre los numerosos visitantes que acuden a verla a la sede en Oviedo del RIDEA, donde permanecerá hasta el día 25 de junio. Ayer, en pleno Martes de Campo y con el ambiente sonoro que llegaba de la calle por la música de la Banda de Gaitas "Ciudad de Oviedo" y el bullicio de la gente, el goteo de visitas fue continuo.

Un público que aprecia sinceramente la idea de la exposición, que LA NUEVA ESPAÑA presentó el pasado 19 de diciembre con motivo del 80.º aniversario del periódico. Los visitantes destacan el conjunto de la muestra, pero también dan valor a los distintos aspectos individuales que conforman la exposición. La idea de los olores, el tacto y, claro está, la realidad virtual vista a través de las gafas le resulta a la gente un "regalo", un viaje en otra dimensión por la iglesia de Santullano. Otro aspecto apreciado es la aportación de la exposición para dar a conocer uno de los tesoros de los monumentos de Asturias, incluso algunos apuntaban que sería muy positivo que se hiciera con otras joyas del patrimonio asturiano.

"Es muy original y necesaria para que se planteen así en el futuro otras exposiciones", dice Juan Antonio Molero, que vino desde Madrid para pasar unos días en Oviedo: "Está montada de manera sensorial, con los contactos, los olores y las tres dimensiones de la iglesia, que compromete mucho. Los olores me han llamado mucho la atención. No solamente es una aproximación artística, también humana, de lo que sentían las personas de entonces. Y la realidad virtual te da el vértigo de aquella otra realidad y uno más próximo, producto de la cuestión tecnológica. Ahora ya es un compromiso ir a ver Santullano", argumenta el visitante madrileño, que acudió al RIDEA aconsejado por su esposa, Virginia, quien fue a ver la muestra el día antes: "Vine ayer (por el lunes) sola. Y le he dicho a mi marido que tenía que venir a verla porque es algo que yo no le podía contar. También se lo he dicho a mis primos, que son de Oviedo. Es algo que deja mucho impacto. Las gafas te dan una dimensión que nada tiene que ver con la fotografía. Y los olores te meten dentro".

A la ovetense Cristina Álvarez le causó una "gran impresión. Me parece una muy buena idea para acercar la cultura asturiana a la gente. Es maravillosa, es algo que hacía falta", dice a la par que hace una observación sobre los olores: "Me recuerdan a los olores de Asturias".

Su hijo, Eduardo, añade que aprendió mucho sobre la "construcción de la iglesia". Y le "impresionó" el efecto de las gafas.

Mari Luz Nieto, que vivió en Oviedo pero ahora está en Gijón, cumplía ayer 93 años: "En Santullano bauticé a mi hija Isabel", dice de inmediato y con mucha satisfacción y emoción: "Esto es guapísimo. Hace tiempo que no la veía y esto es una maravilla. Lo que más me gustó es la pantallina donde ves la pintura. Lo otro, las gafas, me marea un poquitín", dijo Mari Luz, que iba acompañada de una de sus hijas.

Luisa Fernández, natural de Tineo, ve la muestra "preciosa; me gustó todo y lo de las gafas me encantó". Y su compañera en la visita, Elvira Menéndez, de Cangas del Narcea, desvela que le encantaron los olores: "Los reconocí todos, y con las gafas si miras para abajo parece que caes, me encantó; está perfecto".

Pilar Álvarez Arias, que vive en Oviedo pero está orgullosa de ser de Teverga, comenta que le "parece una idea genial". Y da un consejo: "Cuando gusta una cosa hay que repetir". En una línea parecida estaba Puri García, gallega afinca en Oviedo: "Me parece estupendo que se promocione toda la riqueza asturiana".

Finalmente, la ovetense Carmen Fernández valora la muestra "en su conjunto", el todo es lo que le da un ambiente distinto: "Vivo en Ventanielles, donde la pasarela, y por allí", por los alrededores de Santullano, "paseo y hago fotos". Carmen confiesa que hizo la primera comunión en San Miguel de Lillo y que sería bueno hacer algo así con otros monumentos. "Me gustaría que se enseñarán todos estos lugares de Oviedo tal como son".