Las Jornadas de Piano "Luis G. Iberni", patrocinadas por LA NUEVA ESPAÑA, estrenaban nueva temporada ayer en el Auditorio de Oviedo. La temporada comenzó en esta ocasión con un recital lleno de intimismo para canto y piano en el que el lied fue el verdadero protagonista. Al piano, Imogen Cooper y el tenor Mark Padmore hicieron las delicias de los asistentes con una interpretación delicada, muy acorde con este género romántico. Ambos demostraron mucha compenetración y dejaron constancia del importante trabajo de ensayos que entraña este repertorio.

Desafortunadamente, el lied no parece contar con el favor de un público mayoritario, algo que se dejó sentir ayer en el Auditorio que, en base a la alta calidad musical que ofrecieron los artistas, debería haberse llenado más. No obstante, la afluencia estuvo por encima de la media de espectáculos dedicados al lied y a la canción francesa de herencia romántica.

Melancolía

Padmore es famoso por sus interpretaciones de este tipo de canciones tan poéticas, con un cariz melancólico. La expresividad, el cuidado del texto y la flexibilidad vocal se convierten en armas necesarias para poder afrontar este tipo de repertorio tan complejo, y Padmore las tiene. Franz Schubert ha sido siempre su caballo de batalla, pero en esta ocasión ha decidido ampliar más su repertorio basando su recital en composiciones de Schumann, Fauré y Hahn. Técnicamente, tiene una voz muy uniforme, presta especial atención al fraseo, al que le otorga una notable exquisitez. Tiene una emisión de voz muy cuidada, imprescindible para este repertorio, así como una gran diversidad de colores vocales, lo que le permite una gran flexibilidad a la hora de cambiar el carácter de cada una de las canciones. Su talento brilló desde el principio y se dejó sentir especialmente en piezas como "Muerte, amor y gozo", de Robert Schumann. Lo mismo podría decirse de su interepretación a la hora de abordar el ciclo de canciones francesad de Robert Hahn,

Padmore encontró en Cooper su pareja perfecta. Su afinidad se dejó sentir en varias ocasiones, dando como resultado momentos casi mágicos de extrema sensibilidad. Imogen Cooper es una pianista magistral, buena conocedora de la obra para piano de Schumann, exhibe aquí un sonido delicado. El diálogo entre el cantante y el piano fue ayer una constante de todo el recital de ayer.