La actriz Irene Escolar (Madrid, 1988) es la protagonista de "Blackbird", el viernes, en el Niemeyer de Avilés (20.30 horas). Atiende la llamada telefónica de LA NUEVA ESPAÑA.
- Felicidades por su nominación al premio "Valle-Inclán".
-Muchas gracias. Es el mejor premio de todos los que hay en las artes escénicas. Estar entre las candidatas de un premio tan prestigioso me hace mucha ilusión.
- Y, además, rodeada de tantos nombres de relumbrón.
-Muchos compañeros, incluso del mismo montaje por el que me han nominado. El resto son compañeros a los que admiro y quiero mucho.
- Regresa al Niemeyer.
-Y no sabe la ilusión que me hace. Tengo muchas ganas. El teatro del Centro Niemeyer es maravilloso y pasear por Avilés, algo perfecto. Me apetece mucho regresar.
- Resulta que tiene "Blackbird", "Vania", el espectáculo de Lorca. ¿Cómo se apaña?
-Estos últimos meses han sido muy complicados. Porque aparte de trabajar en estos tres montajes, estoy ensayando un cuarto. Tengo que aclimatarme. Pero está bien: "Blackbird" la impulsé yo. El personaje que interpreto es extraordinario. Emprendo un viaje con él cada día. Un verdadero regalo.
- David Harrower, el autor de "Blackbird", hasta ahora era desconocido.
-Lo leí en inglés y me fascinó tanto que decidí comprar los derechos. Esperaba a tener la edad adecuada para poder hacerlo. No quería que se me escapara el papel de Una, que es un verdadero tesoro.
- El espectáculo que proponen exige un público activo.
-Desde luego que sí. Según se va desarrollando, los espectadores cambian de idea. No vamos a desvelar qué van a ver el viernes que viene, pero sí que el público va a cambiar de opinión. Necesitamos, por ello, un público muy activo. ¿Cuál de los personajes tiene razón?
- El otro día, en los Goya, dijo que buscaba papeles que la llenaran. Éste lo ha tenido que fabricar.
-He tenido mucha suerte. Lo que busco es crecer con cada papel. Hay veces en que sí, hay que salir fuera y buscarse el papel. Si quieres un trabajo con peso, que te ponga un reto diferente, no puedes esperar a que te llamen, debes salir a buscarlo. Y eso fue lo que hice.
- Estrenaron en El Pavón Kamikaze. ¿Está cambiando el teatro en España?
-Lo que está sucediendo con El Pavón Kamikaze es un acontecimiento. Desde su apertura están generando muchísimo trabajo. Y, encima, con proyectos superinteresantes. Mantienen una línea editorial fantástica. He visto cosas allí que me han hecho feliz.
- Usted, José Luis Torrijo y Carlota Ferrer. ¿Cómo fue el proceso de trabajo?
-Todo muy familiar. Con Carlota Ferrer he trabajado muchas veces. Con Torrijo no, pero nos entendimos muy bien muy pronto. Fue un proceso de probar y equivocarte, un trabajo muy, muy entretenido. Y eso es fundamental para dar vida a un personaje tan complicado como éste: hay que buscar tus heridas más profundas y hacerlo, además, sin dejar escapar ningún tipo de información. Porque "Blackbird" contiene mucha. Me sentí absolutamente protegida.
- ¿Eligió bien cuando decidió ser actriz?
-Ser actriz te da la vida porque da sentido a todo, porque te permite utilizar tus cicatrices y tu dolor para conocerte mejor.
