Oviedo, L. Á. VEGA /

L. PALACIOS

El Tribunal Militar número 4 de La Coruña celebra el martes un juicio contra el capitán de la Guardia Civil Virgilio López, destinado en Villalba (Lugo), al que se acusa de insultar en una carta al hoy teniente coronel Francisco Javier Jambrina cuando éste era segundo jefe de la Comandancia de Oviedo, dirigida en aquella época (2007) por el entonces teniente coronel Fernando Aldea. El fiscal pide nueve meses de prisión para el capitán, quien acusó a sus mandos de no haber investigado el embrión de la venta de dinamita del 11-M porque estaban «ocupados» acosándole.

Por el juicio desfilarán como testigos los mandos de la cúpula de la Guardia Civil asturiana en la época de los atentados, comenzando por el hoy general de brigada retirado Pedro Laguna (entonces coronel jefe de Asturias), el coronel Fernando Aldea, el también coronel José Antonio Rodríguez Bolinaga, que dirigía la Comandancia de Gijón y hoy está destinado en la Policía judicial en Madrid, y el teniente coronel Jambrina, ahora en León.

Para entender este asunto hay que remontarse a 2002, cuando el entonces teniente Virgilio López, destinado en Vegadeo, denunció irregularidades en el cuartel con vales de gasolina. López sostiene que el entonces teniente coronel Pedro Laguna le dijo que dejase el asunto correr, porque daría mala imagen al Cuerpo. López comunicó la trama a Madrid y comenzó entonces, siempre según su versión, un implacable acoso por parte de sus mandos. El capitán llegó a ser suspendido de empleo durante un año, pero el Supremo revocó esa sanción tras el recurso de su abogado, Luis Zaragoza, de la Asociación Unificada de Guardias Civiles.

El acoso culminó, según su versión, con su detención por un supuesto delito de falsa denuncia, del que fue exonerado. Jambrina adujo que tenía órdenes verbales del juez de Castropol de detenerle.

En 2007, López remitió varias cartas, dos de ellas a Jambrina, en las que indicaba que los mandos de la Guardia Civil de Asturias no habían hecho caso del segundo aviso de la Unidad Central Operativa (UCO) sobre la trama de explosivos que llevó al 11-M porque el personal estaba ocupado en buscar pruebas para incriminarle en un supuesto delito de prostitución.

«Usted no podía dirigir ese equipo (el que debería haberse formado para investigar las actividades de Antonio Toro y José Emilio Suárez Trashorras, denunciadas por Rafá Zouhier) puesto que estaba sumamente ocupado con otro tema», afirma López en la carta. El capitán aduce que en la misiva sólo hay verdades expresadas con toda corrección y respeto.

A López llegaron a acusarle de filtrar la famosa cinta de Cancienes, que contenía el testimonio de Francisco Javier Lavandera sobre venta de explosivos en 2001 y cuyo ocultamiento costó a Rodríguez Bolinaga una sanción de 10 días.