Gijón, P. T.

«Nos parece increíble. Ella era buenísima, y él, también. Era imposible que pasase esto». El trágico final de la gijonesa María del Rosario García Fuente, de 64 años, supuestamente apuñalada por su esposo, A. M. S., de 66, el sábado por la mañana en el gijonés barrio de El Llano ha abierto un enorme interrogante entre sus allegados, quienes los recuerdan como una familia humilde y muy discreta. En su entorno nada hacía prever la tragedia. Son muchos los testimonios que coinciden a la hora de ensalzar la figura de Charo, como todos la conocían, y también los que califican como «normal» la relación que mantenía con su esposo. «Vivía por y para su familia», apuntan unos. «Conmigo fueron muy buenos», asegura otra amiga de la familia.

María del Rosario García Fuente ha sido la única fallecida en un fin de semana trágico en España por la violencia machista. En la madrugada de ayer saltaba la alarma en la localidad alicantina de Guardamar, donde un hombre de 60 años se suicidó disparándose con una escopeta, después de herir gravemente con la misma arma a su pareja, una mujer de 46 años. Además, ha habido otras tres heridas, una de ellas de madrugada, cuando la Ertzaintza detuvo a un joven de 24 años en Bilbao bajo la acusación de golpear a su ex compañera sentimental. Las otras dos, en La Orotava (Tenerife), donde una mujer de 56 años resultó herida grave tras ser acuchillada por su marido, y en Algemesí (Valencia), donde la Policía Nacional detuvo a un hombre de 38 años que había apuñalado a su pareja sentimental. Al igual que en el caso gijonés, en ninguno de estos otros casos habían existido denuncias previas por malos tratos.

El caso de Rosario García Fuente ha provocado una gran conmoción en el vecindario, donde no encuentran explicación al suceso. «Dios mío, a este hombre se le tuvo que cruzar un cable», comentaba un vecino. Los residentes de la zona guardan un magnífico recuerdo de la víctima, pero también del presunto homicida, y cuentan cómo se mostraba dispuesto a ayudar en muchas ocasiones. Por ejemplo, a subir bolsas de la compra de alguna vecina por las escaleras del inmueble, que no dispone de ascensor. La trágica muerte de Charo rompió la vida de un matrimonio aparentemente «muy normal».

Rosario García Fuente, que trabajó 44 años en la Fábrica de Loza, llevaba viviendo con su marido, jubilado de la mina y la construcción, en la calle Ceán Bermúdez más de tres décadas. Tienen dos hijos gemelos y dos nietos. Charo García era la segunda de cinco hermanos, que se criaron en el barrio de El Natahoyo, en la humilde zona conocida como «Las calles», junto al Hogar de San José. Siendo muy joven entró a trabajar en la Cooperativa Industrial Fábrica de Loza de El Natahoyo. Allí aprendió el oficio de clasificadora, puesto en el que desempeñó sus labores durante 44 años, clasificando la obra que salía de los hornos para empaquetarla.

Aguantó los sucesivos cambios de una empresa, que en 1986 se fue de El Natahoyo para instalarse en Roces y cambió de nombre -por Porcelana Gijón, primero, y Porcelana del Principado, después-. «Era una buena persona y muy trabajadora», recuerdan sus compañeros. Además, tomó parte activa en las diferentes huelgas y protestas que se sucedieron por recortes de plantilla en la fábrica, participando en el encierro en la misma durante catorce días en el año 2000. En 2006 se prejubiló al ejecutarse un expediente de regulación de empleo, que redujo la plantilla en treinta trabajadores. En octubre de 2008 la empresa quebró.

Desde su prejubilación, Charo vivía todavía más por y para su familia: esposo, hijos y nietos. Era frecuente verla con sus nietos en la calle. «Era muy trabajadora como ama de casa. Todavía no me lo creo», comenta una allegada. Muchas tardes, María del Rosario García Fuente iba a visitar a su madre, de 98 años de edad. Su marido, A. M. S., solía salir mientras tanto a dar un paseo. Era una rutina muy «normal» para una familia humilde y discreta, tanto que ayer se despidió en el círculo más íntimo de allegados y familiares de Rosario García Fuente por la mañana en el tanatorio, antes de proceder a su entierro en el cementerio de Ceares.

La familia tiene previsto que, pasados unos días, para tratar de asimilar la situación, se celebre una misa funeral en la gijonesa parroquia de la Inmaculada. Entre tanto, esta tarde a las 20 horas se celebrará una concentración de repulsa contra la violencia machista en la plaza Mayor de Gijón.