Lo que comenzó como una jornada de caza entre amigos en los montes de Tineo acabó tornando ayer en la mayor tragedia registrada en Asturias en relación con este deporte. Jaime Mesa y Laudino de la Cera, ambos tinetenses y veteranos integrantes de la peña Barredo, llamada como la localidad en la que residían, perdieron la vida mientras participaban en una batida de jabalí junto a otros miembros de su cuadrilla cerca de la localidad de Villanueva de Sorriba. El primero, un electricista de 74 años, disparó por accidente contra su compañero, un ganadero de 73. Poco después, aunque algunos de los presentes trataron de tranquilizarlo, Mesa se pegó un tiro con su propia escopeta. Ambos eran "amigos de toda la vida", vivían "muy cerca uno del otro" y llevaban "muchos años cazando juntos", por eso Jaime Mesa, según un amigo de los fallecidos que prefiere ocultar su identidad, "no pudo soportar el haber matado a Laudino" y apretó el gatillo para quitarse la vida de un cartuchazo.

El terrible suceso tuvo lugar pasadas las tres de la tarde en el coto número cuatro de Tineo, concretamente en la pista que accede a la mina de Buseiro, a unos doscientos metros de Villanueva de Sorriba. Aunque los hechos están siendo investigados al detalle y aún no hay una versión oficial sobre lo ocurrido, los testimonios de algunos de los integrantes de la cuadrilla tinetense, que tampoco quisieron dar su nombre, apuntan a que "fue un dramático accidente". Según las mismas fuentes, ambos cazadores estaban apostados en sus puestos cuando "salió una pieza" y Jaime Mesa disparó para abatirla. El proyectil se desvió de su objetivo y acabó matando a Laudino de la Cera. La imagen de su amigo tendido en el suelo, sin vida y ensangrentado, superó al autor del disparo. Los miembros de la peña que habían salido al monte con los fallecidos trataron de calmarlo, pero allí mismo, según las fuentes consultadas ante sus propios compañeros, se pegó un tiro.

No es la primera vez que la tragedia se ceba con la peña de cazadores de Barredo. En septiembre del año 2009 uno de sus integrantes, de 32 años, también perdió la vida a consecuencia de un disparo accidental durante una jornada de caza. El joven fallecido era natural de Barredo e hijo del actual presidente de la peña, Horencio Rodríguez Fernández.

"Era la segunda vez que iba a cazar este año", asegura el nieto de uno de los fallecidos

Los cadáveres de los fallecidos permanecieron en el lugar de los hechos hasta pasadas las ocho y media de la tarde. Los miembros de la cuadrilla estuvieron allí hasta que el juez ordenó el levantamiento y dos funerarias se llevaron los cuerpos al tanatorio de Tineo, "aunque parece ser que la autopsia se les va a realizar mañana (por hoy) en Oviedo", explicó uno de los presentes. Los cazadores estaban consternados y entre el silencio sólo brotaban algunos sollozos. "Es que ha sido una auténtica tragedia", recalcó José Manuel Rodríguez, "Lito", presidente de la peña La Mayacina y portavoz del PP en Mieres. "Nosotros estábamos cazando en otra zona y cuando nos enteramos guardamos las escopetas y nos retiramos en señal de duelo", afirmó. Hasta Villanueva de Sorriba también se desplazó el alcalde del municipio, José Ramón Feito. "Es terrible. En Tineo llevamos un tiempo en el que nos persiguen las desgracias, y la de hoy (por ayer) es muy grave", señaló.

El dolor también se concentró en la vivienda de una hija de Laudino de la Cera, situada en el pueblo de Fuejo, a pocos kilómetros del lugar del suceso. Al extenderse la noticia, vecinos y familiares fueron llegando a la vivienda para mostrar sus condolencias a la familia. "Estamos muy afectados. Nadie podía esperarse que iba a pasar una cosa así", señaló el nieto del fallecido, Pablo García. El joven explicó que su abuelo "era un aficionado a la caza de toda la vida", aunque "era la segunda vez que salía a cazar esta temporada". Según Pablo García, "las desgracias son así, y nadie puede prevenirlas", pero "esto es muy duro para nosotros". Laudino de la Cera estaba casado y con dos hijos. En la casa de la hija de Laudino de la Cera también estaba Rufino García, que conocía a los dos protagonistas del suceso. "Casi no me salen ni las palabras. No me lo puedo creer", aseguró. En esa misma línea se expresó Ángel Fernández, otro de los vecinos de la zona. "Menudo disgusto. Esto va a tardar en olvidarse", subrayó.

Por otro lado, los vecinos de Villanueva de Sorriba aseguraban ayer que "estaba claro que algo de esto iba a pasar". Los habitantes del pueblo, que tiene 14 casas, afirman que viven en un peligro constante. "Esto es un valle que está encajonado, y los disparos van de una montaña a otra mientras nosotros estamos en el medio", explicó Francisco Feito. "Los fines de semana optamos por no salir de casa", subrayó.