La mayor parte de los procesados en relación a la "operación Cacabelos" contra el tráfico de drogas -nueve de los catorce acusados de pertenecer a una red de venta de cocaína integrada sobre todo por dominicanos asentados en Pola de Lena- asumieron ayer su participación en los hechos que se les imputan y aceptaron penas que oscilan entre los dos y los cuatro años y medio de prisión. El juicio continuará mañana en la sección tercera de la Audiencia Provincial para otras tres personas que aseguran no tener nada que ver con la banda. Además, uno de los acusados tendrá que ser juzgado en solitario al no poder acudir ayer su letrado al juicio por enfermedad y otro se encuentra en rebeldía al no haberse presentado a la cita en los juzgados. Los miembros de la red, que fue desmantelada en el año 2011 por la Guardia Civil y se enfrentaba a un total de 66 años de cárcel por petición del fiscal, fueron defendidos, entre otros abogados, por Luis Tuero y José Manuel Fernández González.

Durante la "operación Cacabelos" los agentes de la Guardia Civil se incautaron de más de medio kilo de cocaína que algunas mujeres de la banda habían comprado en Madrid. Según las investigaciones, eran ellas las que se desplazaban en autocar a la capital para hacerse con la droga, una sustancia que luego guardaban en sus vaginas o camuflada en la ropa interior. Las mismas investigaciones reflejan que la red no sólo vendía coca en el concejo de Lena, también lo hacía en el municipio de Riosa y en otras localidades asturianas.

La Fiscalía cree que se dedicaban al tráfico de cocaína desde mayo de 2011. La primera en caer fue Fraimy Ivelisse G. M. que en agosto de ese año llegó a la estación de autobuses de Pola de Lena y se topó con un control de la Guardia Civil. Su nerviosismo y el hecho de que viajase sin equipaje alertaron a los agentes. Tras registrarla, hallaron 134 gramos de coca, valorados en 18.000 euros. Tras este golpe, la Guardia Civil continuó la vigilancia y acabó deteniendo al resto de la red.