Casi un mes después del terremoto que asoló Nepal y que produjo una cifra de muertos por encima de las 9.000 personas, el país sufre estos días una sucesión de tormentas que en algunos casos han desmantelado por completo los campos de refugiados de las gentes que se habían quedado sin casa tras el seísmo. A localidades devastadas como Bhaktapur apenas ha llegado la ayuda humanitaria, mientras aumenta la incertidumbre sobre su futuro. En la fotografía, una familia trata de protegerse de los fuertes vientos en Katmandú, capital de una nación que vive su año más trágico.