Luciano López Magadán ha pasado su primera noche en la celda. La jueza de Castropol decretó ayer prisión para este vecino de Folgosa, en el concejo de Grandas de Salime, acusado de herir con un hacha a una mujer de 84 años y al hijo de ésta cuando acudió en su ayuda. En el pueblo, en el límite con Galicia, nadie se extrañaba ayer ante este suceso, puesto que todos conocen el historial delictivo de este vecino, que ronda los cincuenta años. "Está loco, estaba visto que iba a pasar algo así tarde o temprano", coinciden.

Los hechos sucedieron en la tarde del domingo, pasadas las cinco de la tarde, cuando el agresor acudió a casa de las víctimas, donde se encontraba la anciana, que responde a las iniciales A.A.F. Con un hacha, golpeó a la mujer en la cabeza, el brazo y la espalda, provocándole numerosas contusiones y fractura de húmero. Sus gritos alertaron a su hijo, P. L. A., que recibió un corte en el hombro al tratar de frenar los ataques hacia su madre. Con la ayuda de un grupo de vecinos, se logró reducir a Luciano López y poner a salvo a la mujer.

Los agentes de la Guardia Civil del puesto de Castropol tardaron más de una hora en llegar al lugar, según señalaban ayer varios testigos. Y, acto seguido, detuvieron al agresor, que fue trasladado a Grandas de Salime y, en la mañana de ayer, puesto a disposición judicial.

La mujer agredida fue atendida por los servicios de Grandas de Salime y, posteriormente, trasladada en helicóptero al Hospital Central, para ser tratada de los cortes del hacha. Al hombre, con una herida en un hombro, se le aplicaron varios puntos de sutura, aunque no precisó de ingreso hospitalario.

En Folgosa, que apenas cuenta con una decena de vecinos, todos conocían bien al agresor, del que dicen, "tenía armadas muchas". Un vecino cuenta que, hace años, apuñaló al hermano con el que compartía vivienda y que lo abandonó "al no poder controlarlo". "Tiene problemas, pero nadie toma cuenta de él, no toma la medicación y, luego, pasan estas cosas", señala este grandalés, que fue de los primeros en socorrer a los heridos. Explica, además, que el agresor "no tenía ninguna razón para atacar a la mujer". Y que, incluso, solía visitarla en casa para hacer uso de su teléfono. "Si llega a encontrarse con otro en el camino hacia casa de esta señora, se lo carga también", añade.

Otra vecina, amiga y pariente de la víctima, no podía ayer contener lágrimas de dolor. "Tuvo mucha suerte de que el hijo la defendió y estaba allí, sino...", decía, sin querer imaginarse lo que hubiera podido pasar. Esta mujer espera que "de una vez por todas, hagan algo con él y no vuelva por aquí". Y reconoce que vive con miedo de que pueda repetirse algo así. "Le dan estos ataques y no se sabe por qué", lamenta.

La jueza de Castropol ha argumentado su decisión por los "antecedentes de desequilibrio mental" del agresor.