La Policía ha desarticulado una red de prostitución en Murcia que ofrecía madres lactantes y menores a las que obligaban a consumir drogas y que recibían palizas de los clientes si se negaban a realizar algún tipo de servicio. Además, los proxenetas medían el tiempo que las víctimas pasaban con los clientes con temporizadores de los que se usan en la cocina. Los proxenetas justificaban los malos tratos aduciendo que "el cliente puede hacer con ellas lo que quiera".

La operación se desarrolló simultáneamente en cuatro prostíbulos, tres de ellos en la localidad de Lorca y uno en Totana. por delitos relativos a la prostitución. Fueron detenidas 12 personas por delitos relacionados con la corrupción de menores, falso testimonio, favorecer la inmigración ilegal y pertenencia a grupo criminal.

Las abusivas condiciones a las que eran sometidas las mujeres iban desde un sistema de "multas" por no cumplir las reglas de la "casa", cobros abusivos por uso de servicios básicos o impagos de los servicios sexuales bajo diferentes pretextos. Además, los miembros masculinos de la organización exigían servicios sexuales gratuitos a modo de "derecho de pernada", y obligaban a las víctimas a consumir sustancias estupefacientes si el cliente también lo hacía.

Las investigaciones comenzaron con dos llamadas al teléfono gratuito contra la trata de la Policía Nacional y una comunicación enviada a través de su página web.