Dicen que en pueblo pequeño, infierno grande. Amalia Alonso, que ahora tiene 86 años, y su hijo, Paulo Lousa, están vivos de milagro. El 5 de julio de 2015, un vecino llegó a su casa con un hacha y propinó a la mujer varios golpes en la cabeza. Su hijo intentó defenderla, pero también recibió varias heridas. Los dos pudieron refugiarse en casa de unos vecinos hasta que la Guardia Civil detuvo al agresor, Luciano López Magadán, que en la mañana de ayer aceptó una condena de 16 años de prisión en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Asturias. El hombre no podrá acudir a Folgosa, el pueblo de Grandas de Salime donde se produjo el intento de homicidio, durante diez años, y deberá pagar 60.000 euros a la mujer.

"Él no iba a por mí, sino a por mi hijo", aseguró esta mujer, que dice sufrir secuelas a consecuencia de los hachazos recibidos en la cabeza. "Estaba acostumbrado a que le llevase en coche a todos lados. Un día le dije que no le llevaba a Fonsagrada y fue cuando pasó todo", indicó Paulo Lousa. "Todos le teníamos miedo en el pueblo, ahora por lo menos podemos dormir por las noches", añadió Amalia López.

Luciano le hacía la vida imposible a este pueblo de siete habitantes. "Durante medio año le dio por cortar troncos y ponerlos sobre la carretera, hasta que le cogió la Guardia Civil. Prendía fuego al monte y se ponía en la carretera para impedir que los Bomberos llegasen a apagarlo. Al hermano le dio dos puñaladas y tuvo que dejar la casa. Y en Fonsagrada destrozó un banco", aseguró Paulo Lousa.

Luciano López, defendido por Rebeca Vijande, aceptó finalmente 16 años de prisión. La acusación particular, que ejercía Amalia Alonso bajo la dirección letrada de Sonia Pidal Duarte, pedía la friolera de 22 años de cárcel. El acusado prefirió quedarse con la solicitud del ministerio público y no arriesgarse a una condena mayor. Amalia Alonso, a la salida de la Audiencia, mostró un envidiable estado de ánimo: "Espero que pase mucho tiempo en la cárcel. Para cuando salga, yo ya no estaré".