Uruguay está conmocionado por el crimen donde un menor perdió la vida a manos de su entrenador de fútbol. El técnico, Fernando S. de 32 años, secuestró al pequeño, de diez años, lo sedó, luego le disparó en la cabeza, lo abrazó y se suicidó. Según diversas fuentes, se trata de un asesinato con tintes pasionales debido a la estrecha relación entre el benjamín y su técnico. El niño trataba a su entrenador como a un padre y el técnico cuidaba del niño en ocasiones e iba a recogerlo a la escuela, se encargaba de llevarlo a los entrenamientos y hasta habían viajado juntos de vacaciones, esto último con el consentimiento por escrito de la madre. Cuando alguien se extrañaba de verlos juntos, el técnico contestaba que era un amigo de la familia. Pero cuando la familia del pequeño optó tomar distancia, el hombre tomó la decisión de acabar con la vida del pequeño. La Policía halló en el domicilio de Fernando S. cartas del niño y hasta un libro titulado "Cómo ser buen padre".

Nadie en la familia del entrenador se explica cómo pudo llegar a esta situación. El hombre no tenía antecedentes penales y los que le conocían lo describían como alguien incapaz de semejante acto. Tampoco tenía licencia de armas y las autoridades investigan cómo accedió al revólver con el que terminó el secuestro del pequeño.