La Guardia Civil y el Grupo de Rescate e Intervención en Montaña (GREIM) de Cangas de Onís localizaron ayer por la mañana los restos de un cadáver en las inmediaciones de la localidad llanisca de Ardinasa.

El hallazgo se producía después de que a las 20.15 horas del pasado jueves, un vecino de la localidad de San Miguel, en la misma parroquia de Ardisana, avisara a la Guardia Civil de que había encontrado un cráneo en una zona boscosa conocida como "El Rubleu". Poco tiempo después el equipo de la Policía Judicial de Llanes se trasladaba al lugar para recuperar la calavera.

Aunque en un primer momento buscaron en los alrededores por si pudieran dar con más partes del cuerpo, el anochecer les obligó a posponer la operación de rastreo de nuevas pistas hasta ayer por la mañana.

Los efectivos de la Guardia Civil no tardaron en lograr su objetivo. A unos 20 metros del lugar donde se localizó el cráneo se hallaron más restos óseos. Hasta el lugar se desplazaron la Policía Judicial y una forense, que se encargaron del operativo de levantamiento y traslado de los huesos al Instituto de Medicina Legal de Oviedo, donde las pruebas realizadas descartaron que se trate de una muerte violenta.

Muestras biológicas

Ahora las labores se centran en esclarecer si los restos encontrados pertenecen o no a Emilio Peláez, el octogenario que desapareció en la vecina localidad de Vibañu el pasado 24 de marzo. Por eso, se han enviado a Madrid muestras biológicas tanto de los huesos como del hijo del desaparecido para proceder a su comparación. Tras las pruebas, se sabrá si la identificación es positiva o si, por el contrario, se desconoce a quién pertenecen los restos encontrados, lo que significaría que habría que llevar a cabo una nueva investigación. De momento, no se sabe cuánto tiempo habrá que esperar para conocer los resultados de la prueba de ADN, aunque la Guardia Civil confían en que la respuesta no se retrase.

Emilio Peláez desapareció un día en el que se registraron fuertes riadas en el concejo de Llanes, por lo que se le buscó por los alrededores de la localidad de Vibañu, donde fue visto por última vez, las montañas cercanas y también por el río Bedón, por miedo a que las intensas lluvias pudieran haberle arrastrado.