Consejero de Educación y Cultura

El futuro del programa bilingüe

Los resultados de la evaluación demuestran el compromiso de los docentes y la satisfacción de las familias

El pasado día 29 de noviembre, la Consejería de Educación y Cultura dio a conocer a los centros educativos y también a la opinión pública el Informe sobre el Programa bilingüe de los centros docentes del Principado de Asturias. Con ello cumplimos con un compromiso del Programa de Gobierno en materia de educación, adquirido ante la Junta General el 16 de septiembre de 2015.

Ciertamente, la evaluación del Programa Bilingüe -en adelante, PB- obedecía a una necesidad derivada de la concurrencia de dos circunstancias distintas: de una parte, el fuerte crecimiento del programa en la última década, y de otra, la reciente modificación de su normativa de aplicación.

La finalidad principal del informe no es otra que ofrecer una visión general -profusa, no obstante, en datos y en detalles sobre el PB- en los centros educativos de nuestra Comunidad Autónoma, de sus fortalezas y de sus debilidades, de su aportación a la calidad del sistema educativo asturiano y también al éxito académico del alumnado, único fin que justifica no solo esta, sino todas las actuaciones de la Consejería de Educación y Cultura.

Si bien la lectura del precitado informe resulta inexcusable para quien quiera adentrarse en el funcionamiento del PB, nos parece conveniente resumir algunos de los aspectos más relevantes de su contenido y presentar sus conclusiones principales.

El Informe viene estructurado en dos partes. La primera, dedicada a los antecedentes y estadísticas del Programa, da cuenta de la historia y evolución del PB desde sus orígenes en Asturias, como programa experimental, hasta la actualidad, donde cuenta con más de 30.000 estudiantes en la escolaridad obligatoria. En esta primera parte también ofrece los datos estadísticos de cobertura del Programa (número de centros, unidades y estudiantes) y revisa las acciones mediantes las cuales la Consejería de Educación y Cultura garantiza la calidad y el fortalecimiento del PB: habilitaciones y formación permanente del profesorado, convenio MEC-British Council y auxiliares de conversación.

La segunda parte incluye cuatro estudios empíricos independientes centrados en analizar exhaustivamente aspectos concretos del programa. El primero explora la organización y el funcionamiento del PB; el segundo estudia la valoración que hacen las familias cuyos hijos e hijas asisten al PB; y, finalmente, los otros dos estudios analizan la relación entre la pertenencia al PB y los resultados educativos: uno, centrado en las tasas de promoción y titulación, y otro, analizando los resultados en la Evaluación de Diagnóstico del Principado de Asturias.

Si bien cada uno de estos cuatros estudios tiene su propia muestra y emplea técnicas de recogida y análisis de datos distintas, leídos en su conjunto, ofrecen una imagen coherente y global del PB. Y si tuviéramos que señalar las conclusiones principales que se desprenden de su lectura, destacaríamos tres: la primera, que la inmensa mayoría del profesorado y de las direcciones de los centros coinciden en afirmar que el esfuerzo extra que supone la inclusión del PB dentro de la oferta educativa de los centros queda sobradamente compensado por los resultados que se obtienen; la segunda, que, igualmente, la mayoría de las familias afirman estar satisfechas o muy satisfechas con el Programa Bilingüe, y lo recomendarían a otras familias; y la tercera, que los datos indican que el hecho de que los contenidos de ciertas materias no lingüísticas se impartan en una lengua extranjera no afecta a los resultados educativos. Es decir, que aquellos estudiantes que, por ejemplo, estudian ciencias naturales en inglés, no saben menos "ciencias" que aquellos que lo hacen en lengua castellana. Los alumnos bilingües presentan tasas de promoción y resultados similares -cuando no mayores- a los de los estudiantes no bilingües.

Hasta aquí la parte fácil del compromiso, si por fácil se entiende realizar un estudio y extraer las conclusiones que implica la participación de centenares de centros y de docentes, miles de familias y decenas de miles de estudiantes. Pero queda ahora la parte más delicada del compromiso adquirido ante la Junta General del Principado de Asturias, que es analizar con detenimiento la ingente cantidad de datos ofrecidos en el mismo y responder inevitablemente a la siguiente pregunta: ¿y ahora qué?

La primera decisión que vayamos a adoptar condicionará, sin duda, el futuro de miles de estudiantes: ¿proseguimos o no, con el Programa Bilingüe? Es decir, la Consejería de Educación y Cultura debe promover y potenciar la enseñanza bilingüe en Asturias o, por el contrario, debe abandonar esta modalidad de enseñanza.

Lo cierto es que en nuestra Comunidad Autónoma ya hemos contestado en repetidas ocasiones a esa pregunta. Tal vez, con relativa frecuencia, algunas decisiones de la administración educativa pasan inadvertidas, dado que las mismas se plasman de diferentes y distantes normas y disposiciones, pero en este caso es fácil de interpretar el mensaje: respondimos a ese dilema el año en el que se inició la implantación experimental del Programa en el curso 2004-05; reiteramos la respuesta en el año 2009, con la aprobación de una nueva Resolución para la incorporación de centros al Programa, y renovamos los votos en el año 2015 al aprobar una nueva Resolución por la que se establecía el procedimiento de adhesión de nuevos centros al PB.

A lo largo de la última década el Programa dejó de ser una experimentación educativa, ha crecido, y se ha fortalecido y se ha estabilizado, hasta el punto de que ahora mismo es una oferta educativa a la que cualquier centro puede acceder. Por tanto, sirvan los jalones normativos que se acaban de citar como aval de la opinión de la administración educativa asturiana, mucho más reforzada ahora, tras las conclusiones del informe sobre el Programa que aquí analizamos: consideramos que el PB es un factor de calidad del sistema educativo.

Resuelta la primera cuestión -Programa Bilingüe, sí, por supuesto- toca ahora poner en marcha y consolidar las acciones necesarias para mejorarlo, dotarlo de una estructura y estabilidad que garantice su sostenibilidad y aminorar los posibles efectos no deseados del mismo. En ese sentido, las acciones deberán estar orientadas hacia estos ejes: mejorar la competencia lingüística del profesorado, estructurar paulatinamente el sistema educativo para que los centros que lo deseen puedan incorporarse al PB, sin más requisito que el acuerdo de la comunidad educativa, e implementar medidas para mejorar la equidad y la respuesta a la diversidad del alumnado, y de este modo alcanzar efectivamente la enseñanza personalizada a cada alumno y alumna.

La mejora de la competencia lingüística sólo es posible a través de la formación inicial y permanente del profesorado, así que por parte de la Consejería influiremos para que los planes de estudio del Grado de Maestro incorporen la lengua extranjera orientada a lograr a su término un nivel B2 en todas sus especialidades, y también propondremos que ese nivel B2 sea un requisito de acceso para el Máster de Secundaria.

En cuanto a la formación permanente, se ampliará la oferta de cursos de formación en los Centros del Profesorado y de Recursos (CPR), orientados a la metodología del aprendizaje integrado de contenidos y lenguas extranjeras, y a la organización y ejecución de proyectos lingüísticos de centro; asimismo, se fomentarán los cursos de especialización a través de las Escuelas Oficiales de Idiomas (EOI) para profesorado, y para la acreditación del nivel C1; complementariamente se recuperan los programas de aprendizaje de lenguas extranjeras, ejecutados a través de los CPR y de las EOI con estancia subvencionada en un país extranjero.

Pero para que la formación del profesorado incida directamente en la calidad de nuestro sistema educativo actual es necesario facilitar que los docentes con habilitación bilingüe puedan desempeñar su labor en centros con este programa. Con este objetivo en el presente curso escolar, en un paso más para la mejora de este programa, empezaremos a configurar en las plantillas docentes de los colegios públicos, que tengan implantado este programa, plazas bilingües para que voluntariamente puedan ser ocupadas por maestros con esta formación. Es el avance necesario para que cualquier centro docente, si así lo desea, pueda ofertar el PB. Es obligación de la Consejería procurar que todos los centros educativos estén en condiciones de hacerlo, principalmente porque todo el alumnado asturiano tiene que tener las mismas oportunidades, con independencia de la zona o localidad donde se escolaricen.

Este proceso, prudente y paulatino, de transformación de una parte de la plantilla docente de Primaria y de Secundaria, junto con la mejora en la formación de los docentes y la atención a la equidad del alumnado, se nos revelan como las mejores acciones para el cumplimiento de nuestro compromiso y para la consolidación de la enseñanza bilingüe.

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