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Concejal de Cultura de Gozón

La braña de invierno de Las Cabañas

La presencia de los vaqueros de alzada en el concejo gozoniego

Acerca del manido tema de los "vaqueros de alzada" de Las Cabañas, braña situada en la confluencia de las parroquias de Verdicio y Santa Eulalia de Nembro, considero necesario hacer algunas precisiones, basadas fundamentalmente en fuentes escritas, con el objetivo de sentar unas bases mínimamente rigurosas para posteriores estudios.

Esta braña está situada en una solana, a sotavento del monte Merín, en el abrigado valle de Las Cabañas. Según los libros de actas municipales, ya en el siglo XVIII se denuncian cierros o acotamientos en este monte en abertal, particularmente en el término de Las Cabañas, habiendo sido "apropiados, cerrados y reducidos a cultura", antes de que esta práctica se generalizase a lo largo del siglo XIX. Por tanto, los vaqueros se asentaron en un espacio comunal, en la confluencia de diferentes parroquias, donde la propiedad estaba todavía indefinida. Sostener que se asentaron en este especio porque abunda el agua, los suelos son fértiles y desde sus emplazamiento observaban el Aramo y la retirada de la nieve les indicaba cuando iniciar la subida hacia la braña de verano nos parece mera coincidencia.

Pero esta ubicación limítrofe no les libraba de pagar impuestos como algunos estudiosos locales afirman. Sabemos por los libros de amillaramiento, precursor del catastro de rústica, que en 1872 trece familias de la parroquia de Verdicio y dos de la de Santa Eulalia, asentadas en el término de La Braña, pagaban también el encabezamiento.

Es evidente que dicha ubicación se prestaba al desarrollo de las actividades económicas practicadas por los vaqueros de alzada. Así, el Catastro del Marqués de la Ensenada cita a Domingo Lorenzo, Manuel Sirgo, Miguel Nieto y Pedro Colado que se dedicaban en invierno "al tráfico de la arriería", trajinando a las ciudades de Oviedo, Gijón y otras partes "a portear para sal y otros encargos" porque "en verano se pasan al concejo de Somiedo y otras partes de donde son naturales". Esta y otras fuentes aluden también a la práctica de la trashumancia, afirmando que conducen sus ganados a los puertos "los cuatro meses de verano, volviéndose con ellos aquí todo el resto del año".

Más ganaderos de otras parroquias gozoniegas también conducían sus ganados a la braña en los meses de verano. Así, Antonio Artime, vecino de la parroquia de San Martín de Podes, todavía a finales del XIX, subía dos yeguas de vientre "al puerto".

En general, los hatos de los vaqueros estaban compuestos por unas cuatro vacas de leche, dos ovejas, dos cerdos, una cabra y una caballería. La arriería y la vida pastoril de este grupo explica que pagasen los foros, pues no tenían el dominio directo sobre las explotaciones, en metálico y en mantecas, lo que los singularizaba con respecto a los xaldos, que lo hacían en escanda y trigo fundamentalmente.

Por la tradición oral sabemos que sufrían cierta marginación social. Eran llamados "los llobos", pues se les acusaba de los hurtos y en los funerales portaban el pendón negro y no llevaban el estandarte como lo hacían los lugareños. Estas diferencias desaparecieron tras la guerra civil.

La vocación pastoril de los vaqueros se refleja todavía hoy día en el paisaje agrario, predominando el hábitat diseminando y las parcelas de morfología irregular, cercadas y de mayor tamaño que las de de las erías emplazadas sobre los mejores suelos en las zonas bajas.

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