Robin Hood, el arquetipo del héroe armado con arco y flechas, se podría poner las botas cazando estos días en los municipios del noroeste de la Comunidad de Madrid, donde la alarma generada por la proliferación de jabalíes ha llevado a la Consejería de Medio Ambiente a autorizar de manera excepcional el uso de arcos para abatir esos animales. Antes de dar vía libre a los arqueros, las autoridades habían probado con otros métodos, como las jaulas trampa, pero ni así han logrado controlar la invasión de unos animales que, como bien sabemos en Asturias desde hace años, ya no temen la presencia humana. Cuanto menos, el plan antijabalíes de la comunidad madrileña es exótico. En Asturias, menos prosaicos, combatimos a los cerdos salvajes a tiro limpio; y en Avilés, donde los jabalíes han llegado en sus incursiones urbanas a bañarse en la ría, ni eso, porque la Policía Local carece de armamento para sedar a los bichos. O sea que campan a sus anchas.