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La otra realidad

Sobre el "Brexit" y algo más

La encrucijada de Europa tras el referéndum británico

Europa no se muere, la están matando los mismos que la crearon. Si a las personas se les dijera la verdad, el mundo sería de otra manera. La historia demuestra con creces que quienes incendian las ciudades son los mismos que aparecen después para apagar el fuego que provocaron. Los creadores del euro, la Unión Europea y el resto de las instituciones conexas al servicio de los que mandan, pretenden constreñir el ejercicio de las libertades creando una conciencia dormida para obrar a su antojo... La tercera guerra mundial no será como las anteriores, a base de bombardeos, campos de exterminio y cruentas ferocidades, se impondrá con educación y respetos humanos a través de argumentos científicos y razones lógicas para explicar lo inexplicable, mientras el pueblo pasa ingentes calamidades y vive lleno de angustias y enfermedades causadas por un sistema de vida contrario a lo divino y la naturaleza. Los que no tuvieron ningún reparo en desencadenar las dos contiendas mundiales en suelo europeo, tampoco les temblará el pulso a la hora de decidir lo que es más conveniente para las prioridades económicas a los que rinden pleitesía...

Si Europa estuviera realmente unida las cosas serían muy diferentes; pero no lo está, a pesar de lo que se dice y habla, por ausencia de líderes de verdad. El cuento moderno de una fraternidad universal de los pueblos y naciones sólo vale para que unos pocos vivan bien en detrimento de una ingente mayoría que lo pasa mal. ¿Por qué Europa quedó completamente destruida en las dos conflagraciones mundiales y Estados Unidos no recibió ni un arañazo en su territorio? Las buenas preguntas nos llevan a profundizar en la claridad de las respuestas y nos indican lo que subyace tras el velo de lo aparente que oculta la verdad. El miedo, la falta de seguridad, el terrorismo en las calles, el auge de lo partidos extremistas, la maquinización creciente y mil cosas más, no son una casualidad, sino la punta del iceberg de una lóbrega realidad que muchos ni siquiera ven. Si las cosas fueran como nos las cuentan el mundo no sería lo que es. Los enemigos de lo espiritual están consiguiendo sus objetivos cada vez que el nombre de Dios se utiliza en vano y los dirigentes que gobiernan se olvidan de sus creencias para venderlas por un plato de lentejas. La peor crisis es blasfemar, perder los principios supremos, no acatar los valores religiosos y vivir como si lo único que importara fueran el cuerpo, el dinero e internet. El objetivo final es la esclavitud del hombre por el hombre, la idiotez a escala mundial, el pasotismo e indiferencia generalizados, el empobrecimiento de los pueblos, la desaparición de la cultura y la libertad y la instauración de un sistema totalitario que rinde culto a la materia y a la perversión.

El "Brexit" o salida de la Unión, no es nada nuevo, es la consecuencia lógica de una decisión a más largo alcance, el principio de una serie de medidas decididas por quienes mandan para arruinar a muchos y esclavizar a más. Los que deciden en Gran Bretaña son los mismos que lideran en Nueva York, les importa un bledo Mozart, Bach y Beethoven, siempre estuvieron en contra del Viejo Continente por lo que representa. Hasta que Europa no se descristianice del todo siempre será el enemigo a abatir. Ya no hay marcha atrás; todo decidido por una exigua minoría. El euro desaparecerá y la Unión se desintegrará cuando ellos quieran; para ello apoyarán a los movimientos extremistas, a los enemigos del sistema y a quien haga falta: creen que están por encima del bien y del mal; el objetivo es ganar dinero y acabar con Dios, en esto se resume la esencia de lo que está pasando en el mundo.

La única revolución efectiva que se puede hacer contra una sociedad injusta, abocada al precipicio moral es la interior. Si no se opera una modificación de la mente, una transformación de la vida espiritual todos los intentos encaminados a evitar la hecatombe serán vanos. Es difícil que el hombre cambie por dentro y más cuando tiene tantas cosas por fuera para gozar. Cuando el alud de nieve desciende de la montaña a medida que gana velocidad crece en tamaño. Cuanto más tiempo transcurra sin esta transmutación mayor será el peligro de que nos quiten la simiente divina y nos conviertan en carne de ordenador.

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