El caos circulatorio y la falta de aparcamientos en el Hospital Universitario San Agustín están garantizados cada vez que caen cuatro gotas. Pacientes y familiares se las ven y se las desean para encontrar un sitio junto al centro sanitario, orgullo de la comarca por su personal y por sus prestaciones, pero que no dispone de espacio suficiente para dejar el coche. Ayer el colapso se volvió a repetir por la mañana, y no fue precisamente el peor día del año para hacerse con un hueco; un problema que acumula quejas ciudadanas y pasividad de las autoridades desde hace tiempo. Por eso, harán bien los redactores del anunciado plan de movilidad en estudiar medidas paliativas para el tráfico en el entorno del edificio, a través de la habilitación de nuevas plazas de estacionamiento (ahora sólo hay 500 en el subterráneo) y de una mejora notable de las líneas de transporte público. Proponer cualquier otra cosa, será como poner tiritas.
