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A la hora de comprar juguetes

Aspectos a tener en cuenta en la adquisición de regalos para los niños durante la Navidad

En plena época de Papás Noel, Angulerus, Faroleros, Olentzeros y, cómo no, de Reyes Magos de Oriente, no está de más abordar algo tan serio como es el juego, presente en el mundo desde el comienzo de los tiempos.

Resulta obvio el importante papel que el juego tiene en la vida de cualquier persona, pues, a través de él, se realizan procesos de aprendizaje fundamentales para su crecimiento. Ya desde el siglo pasado, con las teorías del ruso Vygotsky, el suizo Piaget o la italiana Montessori, por poner algunos ejemplos, la ciencia ha mostrado, a través de diferentes disciplinas, la decisiva relevancia del juego en el desarrollo psicológico, físico, emocional y social de los seres humanos y en los procesos de socialización a través de los cuales se asumen valores, normas, roles y creencias que moldearán su comportamiento y conformarán la forma de funcionar en su vida y en su medio social.

Y, a pesar de esto, ¿realmente nos tomamos el juego en serio y usamos la sensatez y la responsabilidad a la hora de elegir los juguetes y demás artilugios para nuestra gente menuda?

Por si acaso no lo tenemos claro, aquí van algunas ayudas:

1) Recordar siempre las dos premisas principales de todo juguete: divertir y educar. Cuanta menos influencia haya de la publicidad, mejor. Contribuyamos, pues, a que su elección cumpla, lo más posible, ambas premisas. Juegos y juguetes que favorezcan el desarrollo psicomotriz; que estimulen la imaginación y la creatividad; que impliquen actividades de la vida diaria; que fomenten habilidades musicales, artísticas, deportivas, etcétera; que contribuyan al desarrollo de las capacidades cognitivas y emocionales; que potencien las conductas sociales y de cooperación; videoconsolas (sí, también, pero, eso sí, en su justa medida ya que, teniendo en cuenta la edad indicada, son fuente también de aprendizaje de destrezas y habilidades)

2) Procurar siempre regalar algún libro. Cumple a rajatabla las dos premisas anteriores ¿no? Pues no lo convirtamos en un castigo o en una obligación, sino en una fuente de placer y múltiples descubrimientos.

3) No comprarles todo lo que pidan ni juguetes demasiado caros. Negociemos, pues, una selección en el caso de que pidan muchos. Recibir más de cuatro o cinco juguetes al mismo tiempo sólo va a servir para convertirles en carne de cañón de la insatisfacción permanente y de la baja tolerancia a la frustración. Aprovechemos para comprarles también material escolar, ropa o complementos que necesite. Y si, al final, hay acumulación de regalos de otros familiares, podemos guardar algunos para ir dándoselos a lo largo de los siguientes meses.

4) Respetar, en todo caso, los gustos de los niños y las niñas a quienes van dirigidos los juguetes. Luego no sirve de nada frustrarnos y quejarnos porque el recibimiento no ha sido el que esperábamos y no miran siquiera para ellos.

5) Si vemos que hay algún juguete que se puede acabar pronto, no dejarlo para última hora, intentemos cogerlo con antelación. Nos ahorraremos disgustos, seguramente algo de dinero, y estrés, sobre todo nos ahorraremos mucho estrés.

6) Es conveniente fijarse en la edad a la que van dirigidos, cada juguete está indicado para una edad determinada. Por comprar juguetes de edades más altas, no vamos a aumentar sus habilidades y su inteligencia, sino una inadecuada percepción de incompetencia.

7) Comprobar, además, que cumplen las normas de seguridad.

8) Tener especial cuidado con los juguetes que fomentan la violencia. No se pueden eliminar del todo, es ingenuo creerlo así pues, tarde o temprano, alguien se encargará de comprarles alguno, o construirán alguno con cualquier utensilio y su imaginación, pero intentemos que sean los menos posibles. Incrementemos, por el contrario, los juguetes que potencien valores positivos como la empatía, la solidaridad, el respeto?

9) Tener, así mismo, cuidado con aquellos juguetes que puedan fomentar la desigualdad y la segregación por sexos. Cada vez se realizan más acciones a nivel político y social para que los catálogos de juguetes dejen de mostrar imágenes que asocian a las niñas fundamentalmente con los juegos relacionados con las labores de cuidado y con la imagen personal y a los niños con los de acción y fuerza. No se trata de que las niñas jueguen sin más a coches y los niños a muñecas; de lo que se trata es de superar la dualidad tradicional y de permitir el uso de todo por ambos sexos indistintamente sin que acabemos en el típico: "esto es de chicos" y "esto es de chicas". A las niñas y a los niños les gusta jugar con todo y de todo van a aprender. ¿Por qué privarles de esa variedad en sus aprendizajes? Es nuestra tarea eliminar estereotipos, así que dejémosles que descubran sus intereses y sus potencialidades jugando con lo que quieran y puedan desarrollarse, así, de forma integral y plena.

10) Por último, no olvidar que nuestro cariño, nuestro tiempo, nuestra atención van a ser su principal estímulo y su principal fortaleza. Mientras jugamos con nuestros niños y niñas les estaremos ayudando a adquirir numerosas habilidades, actitudes e información necesarias para su crecimiento, especialmente el deseo de aprender, el mejor regalo que les podemos proporcionar.

Pues manos a la obra y que ustedes jueguen bien.

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