La colección de esculturas y grabados que desde el viernes hace más grande aún la cúpula del Niemeyer componen una de esas muestras que cualquier ciudad ansía. Porque a nadie se le escapa que merece la pena asistir a una reunión en la que figuran nombres como Picasso, Dalí, Juan Gris o Alberto Corazón, por citar algunos. A las creaciones de estos gigantes del arte del siglo XX se une además el empeño que han puesto los organizadores de la exposición por crear un ambiente de diálogo excepcional entre el espectador y las obras a través del buen manejo de la iluminación y de la adecuada selección de los espacios. Sin ninguna duda, estamos ante una de las propuestas más ambiciosas del complejo cultural de la ría en mucho tiempo, que ha sido posible gracias al buen entendimiento con la Fundación ICO. Se pueden hacer grandes cosas sin grandes dispendios. Y eso es de agradecer.
