Siempre mantuve con la asociación de Pescadores Mestas del Narcea una relación tensa y compleja, sobre todo en tiempos pretéritos. Lo mismo me ocurría con su actual presidente, motivada por una perspectiva antagónica respecto a la gestión de la pesca fluvial en Asturias, fundamentalmente la salmonera. La evolución del colectivo en los últimos años ha sido espectacular, frente a mi apática involución, y se han convertido, para pesar de otras sociedades, en un referente a escala nacional por su concepto global de la gestión salmonera. Este creciente protagonismo, su trascendencia mediática y el simple hecho de no posicionarse junto con otros colectivos que defienden un universo salmonero caduco les ha generado una legión de seguidores y la aparición de un nuevo concepto: Mestasfobia. Esta nueva corriente de pensamiento, se fundamenta en un odio visceral hacia el colectivo, independientemente de la validez o no de sus propuestas. Tal cual.
