Desgraciadamente tengo que volver a hablar de Feve, o de Renfe, ya que tanto monta, y no precisamente para bien. El auténtico caos en el que la nefasta y previsible mala gestión de la compañía de ferrocarriles ha sumido a las cercanías en Asturias es imperdonable. Pravia, punto de unión de las líneas costera e interior del occidente asturiano, ha sufrido la falta de previsión y la desidia en la planificación en primera persona. Las reflexiones de Candi, concejal y ferroviario con residencia en Soto del Barco, eran acertadas y premonitorias, ya que auguraban un caos en el servicio prestado, probablemente premeditado o, por lo menos, previsible, producto de intereses ocultos que agilizarían la posible privatización. Muchos empiezan a ver autobuses por los raíles, y no trenes sobre el asfalto, pero lo que sí queda claro es que resulta intolerable seguir permitiendo esta calamitosa gestión de un servicio que afecta a muchos usuarios.
