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Desde mi Mieres del Camino

Torcuato Fernández-Miranda y Mieres

"Soy asturiano por los cuatro costados" era una de sus frases preferidas

Hace unas semanas, el diez de este mes, se cumplieron los cien años del nacimiento del insigne político asturiano, Torcuato Fernández-Miranda y Hevia. Aunque con bastante retraso su figura fue glosada y recordada con actos que tuvieron por marco su lugar de nacimiento, es decir, Gijón. Sin embargo el considerado como principal estratega del proceso de transición española del último régimen tecnócrata franquista a los albores de una naciente democracia bajo el sello de la monarquía parlamentaria, pudo haber nacido también en Mieres, dado que, si bien su madre Candela, maestra nacional de profesión que no ejerció, era gijonesa, su padre Manuel, empleado del Ferrocarril de Langreo, era natural y con familia ascendiente oriunda de Mieres del Camino, y el propio Torcuato había manifestado, más de una vez, que "soy asturiano por los cuatro costados y puedo cantarles la canción de 'En Mieres del Camino nació mi padre'".

Pero, en fin, antes de desenmarañar las circunstancias que relacionaron al eminente político con esta tierra cabecera de la comarca del Caudal, vayamos a recordar los pasos más destacados de su trayectoria, posiblemente pocas veces igualada en los tiempos de la era contemporánea en el suelo español.

La primera fase de Fernández-Miranda se dio en su tierra es decir en Gijón, donde acudió a las clases del Colegio de la Inmaculada, para después desarrollar los estudios de derecho en la Universidad ovetense. Allí y con posterioridad alcanzó la plaza de catedrático de derecho político, llegando a ser rector de la institución en el periodo que va desde 1951 a 1953, convirtiéndose en su alma mater. Más tarde dirigió las enseñanzas medias y universitarias españolas.

Tras un breve proceso como profesor invitado de la Universidad de Princeton en Estados Unidos, vuelve a España para ser catedrático de la Universidad de Salamanca. Políticamente hablando se puede decir que inició su andadura en la Unión Española para militar posteriormente en la Falange Española Tradicionalista y de las JONS.

Su introducción en la política activa partió del hecho de que, como rector universitario le correspondía el cargo de procurador en costes. A partir de ello ocupó varias direcciones generales en los ministerios de Trabajo y Educación, dando por terminado este periodo con la declaración de secretario general del Movimiento, el único partido que figuraba en la legalidad del régimen franquista. Esto ocurría en el tránsito temporal de 1969 a1974, y el cargo le concedía rango de ministro. Con motivo del atentado y muerte de Carrero Blanco, entonces presidente del gobierno español, ocupó esa plaza solo durante once días, hasta el nombramiento de Carlos Arias Navarro.

Tras el fallecimiento del dictador Francisco Franco, a Torcuato Fernández-Miranda le correspondió presidir las Cortes Españolas desde el 6 de diciembre de 1975 al 15 de junio de 1977, siendo sustituido por Antonio Hernández Gil que fue el encargado de poner fin al proceso de esa plataforma dando paso a las elegidas por votación popular, cámaras del Congreso y el Senado.

Pero antes se produce la sucesión de hechos que habrían de cambiar el signo político de un país sujeto a los férreos amarrajes de una dictadura durante cerca de cuarenta años. Torcuato Fernández-Miranda y Hevia, liberal declarado, con una visión de amplio horizonte y la plena seguridad de que, para España, había concluido un ciclo y debería iniciarse otro con nuevas connotaciones de participación ciudadana, unido al hecho de que había sido mentor y consejero del entonces príncipe Juan Carlos, declarado en su día, por el propio Franco, sucesor de la corona española, se convirtió en el estratega del cambio, transmitiendo a una serie de primeros espadas de la política nacional, sus inquietudes de que la supervivencia del franquismo era prácticamente nula.

Su declarada independencia política no sujeta a ninguna de las "familias" del régimen franquista, impidió que fuese nombrado presidente del nuevo Gobierno. De todas formas el ya declarado Rey de España, Don Juan Carlos I, le consultó si tenía preferencia por ser el nuevo presidente. Su respuesta fue: "majestad, el animal político que llevo dentro le pide que lo sea, pero considero que le seré más útil al frente de las Cortes".

Tras una serie de lances en los que destaca su presencia en el Consejo Nacional del Movimiento, del que Adolfo Suárez era ministro-secretario, el dos de marzo de 1976 Torcuato reúne en la Zarzuela al Consejo del Reino por última vez para facilitar la entrada en juego de la reforma política, contra la idea de los rupturistas, salvándola a través de un referéndum nacional convocado por el Rey.

Tras la dimisión de Arias Navarro como presidente del gobierno, y una serie de maniobras, Adolfo Suárez es escogido de una terna para ocupar el cargo. A partir de ahí la historia de la transición es clara y concisa en detalles, convirtiendo a Torcuato Fernández-Miranda en el cerebro gris del proceso que habría de ir a los primeros pasos de la democracia y la declaración de una constitución aún hoy vigente. Aunque por su carácter y estilo serio y sin concesiones a la galería, Torcuato no alcanzó grandes niveles de popularidad ni de pleno conocimiento de su labor, el Rey le concedió el título de duque de Fernández-Miranda y lo nombró caballero de la Orden del Toisón de Oro.

Y aquí entra en juego el eslabón sobre sus orígenes paternos en la villa de Mieres. El uno de marzo de 1911 fallece en esta villa el médico Evaristo Fernández Miranda siendo enterrado e n La Belonga dos días más tarde rodeado de la general consternación del pueblo, y por supuesto de sus hijos Pedro, Félix, María Sofía y Eladia de Jesús, ambas religiosas, Luis, Manuel, Eustaquio, Bernardina, Samuel (presbítero), Evaristo, Pío, Isidro y Teresa.

Precisamente es Manuel quién convertido en empleado del Ferrocarril de Langreo, conoció a la gijonesa Candela, maestra nacional, que no llegó a ejercer porque dedicó su magisterio, como profesora, a sus muchos hijos, que gracias a esa base cultural, llegaron a brillar con éxito en sus distintas profesiones.

Finaliza este trabajo con las declaraciones del propio Torcuato Fernández-Miranda y Hevia: "Soy asturiano por los cuatro costados y puedo cantar la canción 'En Mieres del Camino nació mi padre', porque, en efecto, mi padre, como todos los hermanos, vio la luz en Mieres, hijo de Evaristo Fernández-Miranda, mi abuelo paterno, que era médico y procedía, por una parte, de Grado y, por otra, de Cornellana. Mi madre fue gijonesa, pero hija de un carbayón, mi abuelo Torcuato, a quien debo el nombre que ostento, "hijo de ovetense y nieto de ovetense".

Hasta hace unos años los Fernández Miranda seguían ligados a Mieres, a través, primero de don Luis médico, casado con Veneranda titular del doble apellido y prima carnal de Torcuato, ambos de amplio conocimiento social y más tarde del hijo, considerado decano de la rama, Enrique Portilla Fernández-Villaverde, (hoy en Oviedo), con el conocido apellido en tercera posición. Fue, durante casi cincuenta años, médico traumatólogo y jefe del departamento en el Hospital Alvarez Buylla con anterioridad Residencia Enrique Cangas y que también figuró como concejal de Coalición Democrática embrión de Alianza Popular, en la primera corporación de la nueva era del ayuntamiento de Mieres. La gestión de Enrique Postilla y su padre Luis, ante el pariente Torcuato Fernández-Miranda, propició la instalación del alumbrado del estadio "Hermanos Antuña", por lo que el primero de ellos recibió la insignia de oro y brillantes del Caudal Deportivo, de manos de su presidente Gustavo Losa.

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